El presbítero Miguel Fritz, administrador apostólico del Pilcomayo, predicó la santa misa en el sexto día del novenario de la Virgen de los Milagros de Caacupé. Durante su homilía habló sobre la realidad que sufren numerosos indígenas y pobladores del Chaco.
Dijo que es increíble que año tras año se tenga que repetir este tema de “los desalojos injustos y violentos”, como recientemente ocurrió en el departamento de Caaguazú, en el distrito de Itakyrý, donde hubo un proyecto de cooperativizar a las comunidades indígenas para que pierdan sus derechos de títulos comunitarios “porque para tales cooperativas seria más fácil de corromperlos comprando o alquilando sus lotes”.
“Los que luchan para defender sus derechos están en peligro de sufrir lo que sufrió hace poco un líder religioso que fue asesinado”, recordó.
“Señoras y señores legisladores, la tierra no se toca. Los que invaden la tierra indígena están en pecado. Los que desalojan a los indígenas están en pecado”, sostuvo el presbítero Fritz.
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La dignidad indígena no se toca
El presbítero Fritz continuó cuestionando la situación que viven los indígenas: “A la dignidad indígena no se toca, al contrario ustedes deben asegurar suficientemente territorios indígenas dando cumplimiento a la Constitución Nacional para que sean útiles a la economía, y para tomar conciencia de la profunda espiritualidad indígena”.
“Hay que darles la posibilidad de fortalecer su capacidad de rezar, de confiar en Dios creador, para crear con ellos proyectos de vida y no de muerte, porque el tan elogiado progreso y desarrollo al menos en el Chaco tiene sus fuertes sombras”, resaltó.
También se refirió a la galopante deforestación evidenciada por la impresionante cantidad de camiones que diariamente llevan carbón y que eso causa sequías cada vez más prolongadas.
“En un aumento de calor sofocante, en la mitad de noviembre fallecieron seis personas por el calor en un solo día y solo en el departamento de Boquerón ¿Ese es el progreso que queremos?”, se preguntó el prelado. Dijo que la ANDE y Essap “se quejan de que ya no dan abasto a la creciente demanda de energía y de agua porque en las grandes estancias se producen soja y algodón transgénicos y con fumigación tóxica extraen con bombas muy poderosas agua del acuífero y después nos sorprendemos porqué nos falta agua”.
“Pasamos un año muy difícil por la falta de agua en el Chaco. Y en la parte oriental la exportación del oro y las plantaciones de soja y arroz con sus fumigaciones afectan a los arroyos. Es necesario que los pueblos indígenas tengan más derecho de codecisión. Y un paso importante seria por eso promover la ley de escaños indígenas”, insistió Fritz. Añadió que son duras las experiencias y conocimientos que adquieren cuando uno se acerca a los pobres y a las causas de su pobreza.
Dijo que no pierde la esperanza que se tiene en los indígenas porque tienen una gran capacidad y rica experiencia de oración, enriquecidos en toda palabra y conocimiento como dice San Pablo en la segunda lectura: “Comparto su alegría de haber encontrado una comida tan rica en fe”. “No es lo más importante acumular palabras cuando rezamos, sino tener corazón, mente y manos abiertas”, manifestó.
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Coro de indígenas
El presbítero Fritz mencionó que es impresionante el esfuerzo y gasto que han hecho los miles de indígenas para ir hoy a presentar su tradicional coro “porque saben que nuestra madre Tupãsy Caacupé los espera”. “Han venido también para dar la oportunidad de preocuparnos y hay razón porque hay demasiados jóvenes entregados al alcohol y a las drogas, incluso otros se suicidan”, dijo.
Señaló que otra de las preocupaciones de las comunidades es el arrendamiento de tierra de los indígenas “a gente de afuera”. “Hay líderes que ya no sirven a sus comunidades sino a sí mismos. La falta de unidad dentro de algunas comunidades, el peligro de perder su lengua materna son males que ustedes mismos deben trabajar y lo pueden conseguir porque lo han demostrado en su capacidad de organizarse y de rezar”, expresó.
“Hay incluso gobernantes que no comprenden que la tierra no es solo un medio para producir para hacer plata, sino que muchos indígenas lo sienten como una madre al suelo de la casa común cuyo cuidado les urge. Lo cual no significa quedar en el pasado sino que son fieles a sus ricas tradiciones”, puntualizó el presbítero Miguel Fritz.