“Mucha gente hoy sufre el flagelo de la depresión, el estrés a causa de tantos motivos”, lamentó presbítero Tomás Sosa

En el cuarto día del novenario de la virgen de Caacupé presidió la eucaristía el monseñor Ricardo Valenzuela y predicó el presbítero Tomás Sosa, quien lamentó la realidad que viven las familias. Dijo, que muchas personas sufren el flagelo de la depresión y el estrés por diversos motivos, como presiones laborales, familiares, y económicas.

En el cuarto día del novenario de la Virgen de Caacupé predicó el presbítero Tomás Sosa.
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El presbítero Tomás Sosa, predicó la santa misa en el cuarto día del novenario de la Virgen de Caacupé y durante su homilía habló sobre los tantos problemas que sufren las familias de hoy en día.

“Son muchos los flagelos que padecemos día a día, todos tenemos seguramente problemas y dificultades que nos vienen de todos lados. El mundo parece que vive un desequilibrio de todos sus aspectos sumados a esto, cuánto sufrimiento hay también en el corazón de las personas, mucha gente hoy sufre el flagelo de la depresión, el estrés a causa de tantos motivos que los aquejan como: presiones laborales, familiares, y económicas”, reflexionó.

Indicó que en nuestra mente hay muchas voces que gritan todo el tiempo recordándonos que tenemos que solucionar un problema, o enfrentarnos a algunas personas, resolver cosas que tenemos pendientes.

“Todo esto se convierte en ruido incesante que muchas veces quiere llevarnos incluso a la desesperación y a veces nos olvidamos que delante de todo eso, tenemos al alcance de nuestras manos una fuente maravillosa de sabiduría, una fuente inagotable de consejos y orientaciones que pueden ayudarnos a un equilibrio integral y a una vida mucho más serena que es la palabra de Dios, no nos olvidemos de eso”, exhortó.

Jesús nos dice que él es para nosotros camino, verdad y vida

El presbítero Sosa también señaló que si rezamos cada día con la palabra de Dios en la vida familiar, esto nos dará la fuerza para dar lo mejor de nosotros.

“Ya que constatamos que también se nos va nuestro tiempo en muchas distracciones. Al parecer hay otras cosas principales que ocupan los lugares de las personas que amamos”, dijo.

“A los padres, los hijos los necesitan, ellos no quieren solo el 30%, tu hijo/a necesita el 60, 80, 90% de tu atención, de tu presencia, de tu abrazo, de tu cariño, no un vai vai nomás de atención”, agregó.

“Si escuchamos la palabra de Dios y ella da fruto en nosotros, a partir de hoy tengo que decir, voy a darle más tiempo de calidad a las personas que amo y lo mismo espera de nosotros el señor en todos los ámbitos. El señor espera mucho de nosotros, no poquito, podríamos hoy también leer muchos libros muy lindos sobre autoayuda, espiritualidad, pero nunca desaprovechemos la oportunidad de no solo leer, sino también de orar a partir del libro de la vida que es el pan que nos da alimento y nos da vida”, expresó.

“Si queremos que nuestra vida experimente un cambio verdadero y duradero, oremos, recemos con la palabra de Dios y seremos sabios y prudentes. Hombres y mujeres dispuestos a dar muchos frutos de santidad de justicia, de bondad y de amor”, resaltó.

Nuestra madre nos acerca a su hijo

En otro momento de su alocución, Sosa dijo, “Nuestra madre querida Tupãsy Caacupé nos acerca siempre a su hijo Jesucristo. Muchos se prepararon con tiempo para estar aquí esta tarde, algunos habrán hecho algún tipo de renuncia para estar aquí. Podríamos preguntarnos, ¿Cómo podemos acercarnos a Jesús? Esta es una manera, peregrinando hasta nuestra madre. Podríamos preguntarnos también cómo podemos hacer que Jesús se acerque a nosotros”.

“Nosotros sabemos que alguien está cerca de nosotros cuando podemos sentirle, a veces a través de la vista, de los oídos, del tacto, cuando alguien nos habla, o cuando nosotros le hablamos. Cuando hay una posibilidad de transmitir esto, sabemos que alguien está con nosotros. Por eso en este día también somos invitados para entender que en nuestra historia, en nuestra vida y en nuestros proyectos es necesario escuchar y sentir a nuestro señor. Así como sabemos la necesidad que tenemos de que él nos escuche”, dijo.

“Para escuchar al señor el mismo nos dejó su palabra porque el propio Jesús es la palabra viva del padre, él se encarnó y habitó entre nosotros para enseñarnos a escuchar con amor y con disposición la palabra de su padre. Todo aquel que escucha mi palabra y la práctica es un hombre prudente que construye su casa sobre una roca sólida, sobre una roca firme sobre la cual podemos construir nuestra historia. Si escuchamos su palabra seremos hombres y mujeres prudentes, porque en estos tiempos cuantas cosas escuchamos, cuántas voces continuamente, pero no siempre son voces que nos ayudan a construir sólidamente nuestra vida. A veces son palabras que quieren llevarnos a la tristeza, a la desesperanza, a la destrucción”, señaló.

El presbítero Sosa, indicó que ya en el primer día del novenario meditábamos y veíamos que Jesús tiene que ser para nosotros maestro y modelo de oración. “Miremos a Jesús, nuestro maestro, como oraba, él iba a lugares solitarios y oraba mucho tiempo, largo rato hablando con su padre. Si Jesús, que era el hijo de Dios, necesitaba estar en sintonía con su padre del cielo y rezar por largos ratos, ¿Cómo pensamos que nosotros no vamos a necesitar rezar y orar? ¿Cómo pensamos que podemos vivir la vida tranquilamente sin la oración?”, manifestó.

Asimismo, el presbítero Sosa destacó que la oración tiene que ser para el cristiano como una respiración de amor. “Si el ser humano necesita respirar para vivir, el cristiano necesita orar para existir para que su fe se fortalezca y para que su vida tenga sentido y orar con la palabra de Dios es el mejor modo de hacerlo”, expresó.

“Tupãsy María también es educadora en cuanto a la oración para nosotros, porque sabemos que María siempre guardaba todas sus palabras en su corazón, así como seguro muchos de nosotros aprendimos a rezar acompañados de nuestras madres. Así también hoy María nos invita a acercarnos a la palabra de Dios porque ella conocía esa palabra desde pequeñita, ella ya fue aprendiendo a rezar seguramente con los salmos y las palabras del antiguo testamento y en los momentos más importantes de su vida ella rezó y se refugió en la palabra de Dios cuando el ángel la visitó y ella quedó en cinta y dijo hágase en mí según tu palabra”, agregó.

“La palabra que Dios enviaba al ángel. En su visita de su prima Isabel, María hace un cántico para proclamar la grandeza del señor a los pies de la cruz, el silencio de María estuvo, sin duda, sin duda, también lleno de la palabra de Dios, que era para ella la fortaleza y esperanza en medio de su dolor, sin duda cuando ella estaba los pies de su hijo ya muerto, ella estuvo en silencio, pero no retando ni criticando a Dios, María rezaba con la palabra del señor para que esa sea su fuerza en ese momento”, explicó Sosa durante su homilía.

“Nuestra madre nos llama este día para acercarnos más a ella, no tengamos miedo de rezar, no tengamos miedo de agarrar nuestra biblia sin miedo, con amor, con cariño, y vamos a encontrar una fuente de sabiduría que no se agota nunca”, destacó.

“Que hermoso sería que una de las formas que encontremos para rezar sea a partir de la palabra de Dios, ya que hay muchas formas de rezar, pero rezar con la palabra de Dios sería demasiado importante porque teniendo intimidad con las sagradas escrituras, vamos a ser parecidos también a María Santísima porque ella fue una mujer atenta a la palabra de Dios y ese ejemplo es el que somos llamados hoy a seguir”, puntualizó el presbítero Tomás Sosa.

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