Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa dominical en el santuario de Caacupé. En su homilía habló sobre la realidad que se vive en el Paraguay con el aumento de la delincuencia y lamentó que los jóvenes cada día se involucren más en hechos delictivos.
Dijo que “notamos que hay muchos problemas en nuestra actualidad: asaltos, robos y abusos en los jóvenes. Por esto, es momento de reflexionar”.
El obispo recordó un caso ocurrido hace algunos años, con dos jóvenes que escapaban de la Justicia. Los mismos habían perpetrado un asalto y cuando intentaban escapar de los policías fueron embestidos por un camión y terminaron falleciendo.
“Esto me hace pensar por qué vivimos así. Por qué los jóvenes de hoy en día juegan de esta manera con sus vidas. Jesús puede tardar en llegar, pero nosotros no podemos retrasar nuestra conversión”, indicó monseñor.
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La Iglesia invita a vivir la realidad
En otro momento de su alocución, monseñor Valenzuela dijo que la Iglesia nos invita a mirar hacia las realidades últimas.
“Tenemos que estar preparados para la segunda venida de Cristo y no estar perdiendo el aceite de nuestra lámpara durante el camino de la vida por negligencia, por estar jugando como a la calesita de la suerte. Pensemos en la segunda venida del Señor y de esta manera, cuando Él venga, nos encontrará con la lámpara de la fe encendida, con el aceite de la caridad derramándose y con la paz en el alma esperando su abrazo”, señaló.
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Hay que despertar
Así también, resaltó que como cristianos no podemos dormir, hay que despertar. “¿Cómo un automovilista puede permitirse el lujo de conducir durmiendo?”, cuestionó.
“Un médico, por ejemplo, no puede ausentarse en una sala de operación delicada e irse a dormir”, ejemplificó.
“Un piloto de avión no puede convertir su cabina en un dormitorio. Un solo instante de sueño para todas esas personas sería fatal y causaría un desastre nunca justificado”, precisó.
“Pensemos lo que le pasó al barco del Titanic; unos buenos minutos marcan la diferencia para evitar tragedias”, dijo el prelado. “Así tiene que ser nuestra vida cristiana”, explicó.
“No perdamos la ruta y el sacramento de los grandes faroles que iluminan nuestra vida para encontrar el camino recto que nos lleva hasta el Señor”, enfatizó monseñor Ricardo Valenzuela.
En la jornada se pudo visualizar una gran concurrencia de feligreses que anticipadamente hacen su visita a la Virgen de los Milagros para agradecer por los favores recibidos. Se tuvo a peregrinos de diferentes lugares como la delegación de Argentina, exfuncionarios de Itaipú, peregrinos de Canindeyú, Ciudad del Este, Bella Vista Norte, Lambaré, Santa Rita, Encarnación y Pedro Juan Caballero.
La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del Ministerio de Música del movimiento de formación cristiana Convivio Damasco de Pedro Juan Caballero.