Conrado Aguayo y Estelvina Balmaceda celebraron sus bodas de oro durante un encuentro con familiares y amigos más íntimos, que se realizó el sábado último. Este festejo de bodas de oro tiene una particularidad, una historia increíble, porque la “novia” sufrió hace 20 años un accidente cerebrovascular (ACV) y quedó en estado vegetativo a consecuencia del ataque.
Conrado Aguayo, lejos de abandonar a su esposa, cumplió el juramento que hizo hace cincuenta años cuando dijo en el altar: “Me entrego a ti y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”.
Aguayo dijo que juró amarla en la “salud y en la enfermedad”, lo que cumplirá a cabalidad. Es más, durante la celebración religiosa, que estuvo a cargo del diacono Abrinto Brítez, renovó los votos matrimoniales que hizo a Estelvina hace 50 años.
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Conrado no pudo contener el llanto al relatar la vida que lleva con su querida esposa Estelvina Balmaceda, con quien vivió en la salud 30 años, pero durante los últimos 20 años en la enfermedad. Nada ya fue fácil, pero su juramento fue mucho más fuerte que cualquier otra tentación y afirmó que esto es una prueba de la vida
Conrado Aguayo lanzó un mensaje a las parejas jóvenes, quienes hoy día rompen el juramento por cualquier cosa, y es en la enfermedad cuando uno necesita de su pareja. “El matrimonio es una responsabilidad, muchas luchas; enorme sacrificio ya hemos pasado”, dijo don Aguayo, tomando la mano de su esposa.
Conrado Aguayo, de 77 años, oriundo de Roque González de Santacruz, departamento de Paraguarí, desde hace 59 años vive en San Agustín, y Estelvina Balmaceda, de 66 años, es oriunda de Buena Vista, Caazapá. Tienen 10 hijos: 6 varones y 4 mujeres, además de 10 nietos y 2 bisnietos.
Tras la celebración religiosa, los familiares y amigos se quedaron a compartir con la pareja, disfrutando de un menú que consistió en un asado, sopa paraguaya y rica mandioca y la excelente música del grupo Los Dávalos de la ciudad de Tavaí.