Tras intensas protestas de permisionarios y vecinos, semanas atrás fue cambiado el director del Mercado de Abasto. Pese a que hicieron mejoras, las irregularidades no terminan, aseguran.
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Rodrigo Silveira, presidente de la comisión del barrio San Pablo comentó que aún siguen los funcionarios antiguos que forman parte de la cúpula de corruptos.
“Hay, por ejemplo, personal de seguridad que nunca aparecen y tienen buen sueldo”, manifestó.
Explicó que cuando se realizan operativos policiales dentro del mercado y se les detiene a microtraficantes, nunca se cuenta con el acompañamiento de los encargados de seguridad.
“Ellos deben firmar el procedimiento como testigos. Por ejemplo, si te roban en tu casa vos mismo debes ir a hacer la denuncia. Lo mismo pasa en el Mercado de Abasto. Como dueño de casa debe ir a firmar el jefe de seguridad, pero nunca aparece porque es planillero”, resaltó.
Aclaró que generalmente los detenidos son liberados más rápidamente al no haber ni siquiera testigos, asegurando así que estos funcionarios planilleros entorpecen los operativos.
Otro ejemplo de funcionarios que forman parte de la rosca de irregularidades son los que piden coimas. “Hay un horario de descarga de mercadería que es de 15:00 a 3:00 de la madrugada. Si los camiones llegan tarde, le piden un G. 200.000 y le hace pasar”, denunció.
Silveira comentó que los horarios están estipulados por ordenanzas. Empero, aseguró que estas prácticas son muy conocidas en el Mercado de Abasto, tanto por permisionarios como por la directiva.
Adictos del mercado salen a robar a los barrios, denuncian
Consultado sobre cómo afecta a los vecinos las problemáticas del Mercado de Abasto, Silveira explicó: “los adictos salen del Abasto, roban en el barrio y vuelven a entrar. Por ejemplo, si me roban el celular, el adicto puede entrar y cambiar directamente por droga”, manifestó.
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Finalmente, Silveira dijo que otro problema de suma importancia que ocurre debido a la rosca de corrupción es la competencia desleal.
Indicó que esto sucede porque personas extrañas se colocan con pequeños puestos en calles del mercado para vender un producto pagando una coima. Mientras que el mismo producto es vendido por los permisionarios que pagan alquiler, canon y cumplen con todas las ordenanzas sobre higiene y seguridad. Esto genera desorden o pérdidas.