La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) estima que de las 7.700 toneladas de aceites y grasas vegetales que se consumen mensualmente en el país, apenas 3.350 toneladas corresponden al promedio mensual de la suma de las importaciones y de las ventas de la industria nacional durante el primer cuatrimestre de este 2023.
Por eso, el gremio alega que las 4.350 toneladas de la diferencia matemática estaría siendo cubierta en el mercado informal por productos de origen dudoso.
Dichos volúmenes implican un crecimiento de la informalidad respecto al anterior relevamiento realizado en agosto de 2022, lo que considerando el incremento de precios en estos meses, arrojaría una facturación anual estimada de US$ 168 millones por la venta informal de dichos productos.
Agrega que de cubrirse el 100% las necesidades locales existiría un potencial para recaudar hasta US$ 15,3 millones más solamente a través del IVA, generado por las ventas de similar porción en el sector formal.
Menciona que dicha estimación de la evasión podría ser muchas veces superior, si se consideran los demás tributos a pagar y el efecto positivo que podría generar en el resto de la economía la formalización, considerando los puestos de trabajo de calidad que se pueden crear y las industrias o servicios conexos que pueden surgir, principalmente aumentando la participación de la industria nacional.
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El informe explica que todos estos datos fueron estimados tomando como base la declaración de las industrias asociadas al gremio, estadísticas de la Dirección de Aduanas y otras informaciones de mercado disponibles.
Aceites de origen dudoso: de contrabando y robos a transportadoras
Sobre los productos de “origen dudoso” señala que, además del contrabando, también incluye volumen de robos que sufren las embarcaciones que transportan aceite crudo desgomado, que se sospecha estarían siendo “refinado” en instalaciones clandestinas y sin cumplir con los procesos mínimos para asegurar su inocuidad y que incluso puedan ser reempaquetados en recipientes de marcas ya establecidas en el mercado.
Sobre el tema, la gerente general de Cappro, Sandra Noguera, pidió que las autoridades observen con especial atención esta situación, para que la lucha contra el contrabando en este rubro sea frontal y permanente, porque no pasa solamente por el daño que causa a la economía y a las empresas formales la competencia desleal, sino que es un riesgo para la salud pública el consumo de productos que no cuentan con las garantías necesarias.
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“Cuando se cerraron las fronteras por la pandemia el contrabando disminuyó, pero a medida que se relajaron los controles se volvió a sentir el ingreso de los productos de contrabando y el impacto negativo que tiene se siente muy fuerte, tanto en las industrias que producen aceites refinados como para los que comercializan de manera formal”, expresó.