Este martes, el exministro de Salud Pública Julio Mazzoleni, quien ejerció el cargo durante la pandemia, prestó declaración ante el Tribunal de Sentencia en el juicio oral y público que se le hace a Justo Rubén Ferreira Servín y su hija Patricia Ferreira, sobre el presunto contrabando de 50 camas hospitalarias.
Sostuvo que la única interacción que tuvo con esa compra fue “en vista de la discrepancia de los documentos presentados con las especificaciones técnicas”.
Al ser consultado por el Tribunal acerca de cuáles eran exactamente las discrepancias sobre la compra, detalló que “a juzgar de la Dirección General de Insumos, que es la que se encarga del control, en su informe estableció que los criterios de las camas no fueron completados”.
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Ante el Tribunal de Sentencia presidido por la jueza Elsa García, el exministro dijo que no conoce personalmente a Justo Ferreira, aunque sí reconoció que lo vio en alguna reunión grupal con las farmacéuticas, en tanto que a Patricia Ferreira aseguró no conocerla.
Así también, negó conocer a Carlos Gamarra y a Gustavo Adolfo Acosta, otros involucrados en el juicio, en tanto que a Guillermo Molina sí dijo conocer de funciones previas.
Recordó que hizo denuncia ante la Fiscalía
Sobre lo que conoce del supuesto hecho punible de contrabando y presunto hecho punible contra prueba documental, en cuanto al ingreso irregular de 50 camas hospitalarias, explicó que la compra por vía de la excepción Nº 36 se hizo en medio de la pandemia.
Mencionó que una comisión presidida por Arnaldo Giuzzio ya había hecho ciertas investigaciones con respecto a ese informe. “Consecuentemente, en virtud de eso presentamos una denuncia a la Fiscalía”, enfatizó Mazzoleni.
“El mercado estaba distorsionado”
Al ser consultado sobre los antecedentes de la compra, recordó que en ese momento el mercado estaba “distorsionado”.
“En ese momento, las mascarillas costaban G. 5.000, mucho más caras a nivel mundial, y había dificultades de conseguir, en nuestro país con más razón”, declaró Mazzoleni.
Enfatizó que en esa época había incertidumbre sobre las compras “y varias compañías tenían temor de arriesgar una inversión para compras”.
Anteriores compras se declararon desiertas
Puntualizó que “esta compra 36 fue el cuarto intento del Ministerio; las tres anteriores fueron declaradas desiertas porque no había interesados y otros problemas”.
Detalló que en ese momento, para hacer el llamado a licitación, las necesidades se establecieron de forma muy diferente. Esto, porque típicamente se suele prever un 20% más de insumos por alguna contingencia, pero en la pandemia eso fue rebasado. “Las necesidades fueron 15 veces más incluso, de la noche a la mañana”, explicó.
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Al consultársele cuál es la modalidad de compra generalmente, detalló que los hospitales regionales arriman sus necesidades y en base a eso la compra se centraliza para aprovechar los beneficios a escala mayor y así abaratar precios.
En cuanto a las características de las camas, explicó que estas “eran sencillas; tenían que tener algunos movimientos en el respaldo. No eran camas de terapia intensiva ni eléctricas”.