“El Paraguay es un país sumamente bendecido, produce alimento suficiente para satisfacer las necesidades de su población, es rico en recursos naturales, sin embargo, cientos de miles de paraguayos pasan hambre, con familias empobrecidas que sufren múltiples privaciones por la inequidad en la distribución de los bienes materiales y, por qué no, espirituales”, remarcó durante su homilía el cardenal Adalberto Martínez.
En una catedral rebosante de fieles que acudieron a la misa y la procesión por la Solemnidad de Corpus Christi, esta tarde, monseñor continuó diciendo: “En esta Solemnidad del Corpus Christi invito a los católicos que ocupan cargos de responsabilidad política, social, económica, y a todas las personas de buena voluntad en cuyas manos están las decisiones que afectan la vida, los bienes y la dignidad de nuestro pueblo, a asumir un verdadero compromiso con el bien común de la nación”.
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“Busquemos la reconciliación y la comunión entre paraguayos por medio del diálogo social sincero, con sentido de patria y con mucho amor”, añadió quien también es arzobispo de Asunción. Llamó a la paz, la concordia, la reconciliación y el respeto a la vida humana.
No más a la violencia y a las drogas, clama la Iglesia
“No más a los atentados y agresiones contra la vida desde la concepción y hasta la muerte y en todas las etapas de la vida. La vida debe ser respetada”, remarcó el cardenal.
“No más a la violencia homicida, violencia en la familia y comunidades, con feminicidios, infanticidios, homicidios, con amenazas de muerte, de extorsiones, secuestros y tráficos de personas y del veneno de las drogas, que causan dispersión y destrucción. Terrible. Mucho daño nos hace este mal llamado droga. Y atenta contra la pacífica convivencia y la paz social”, añadió Adalberto Martínez.
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“Sin ilusiones, sin utopías ideológicas, nosotros caminamos por los caminos del mundo llevando dentro de nuestro corazón el cuerpo del Señor como la Virgen María en el misterio de la visitación; con la humildad de sabernos simples semillas de grano custodiamos la firme certeza de que el amor de Dios encarnado en Cristo es más fuerte que el mal, que la violencia y que la muerte”, dijo monseñor.
Tras la misa hubo procesión por las calles de los alrededores de la catedral metropolitana, iglesia construida durante el gobierno de Carlos Antonio López, inaugurada en 1.845 y que fue la primera Diócesis del Río de la Plata, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.