El conocido caso del hombre que no deja estacionar en la calle frente a su domicilio en el barrio Las Lomas de Asunción hizo que surgieran muchas preguntas al respecto, entre ellas ¿a quién pertenece la vereda? Te contamos en esta nota.
Al menos en la capital del país, existe una ordenanza que data del 2012, la N° 217/12 “que reglamenta la construcción y el uso de veredas inclusivas”.
El documento, en su artículo 1 señala que “se denomina vereda o acera, a la franja comprendida entre la calzada y la línea municipal destinada al tránsito exclusivo de peatones. La misma es de dominio público”.
El frentista está obligado a mantener la vereda en condiciones
El arquitecto urbanista Gustavo Glavinich explica que cada frentista o dueño de casa está obligado a mantener en condiciones la vereda.
La vereda, según ordenanza municipal de Asunción, está a cargo del frentista, sin embargo, la calle es responsabilidad de la comuna.
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No está prohibido estacionar frente a un domicilio
Glavinich manifiesta que si no existe un reglamento o un cartel que señale que está prohibido estacionar en un sitio, no se puede impedir que alguien lo haga, pero siempre dentro de las normas de convivencia ciudadana.
Para contar con el cartel de “prohibido estacionar”, como los que suelen tener los comercios, es necesario realizar un trámite en la Municipalidad.
Otro dato importante, que muchos conductores ignoran, es que cuando el cordón de la vereda está pintada de color amarillo, significa que no se puede estacionar.
Las veredas deben estar bien cuidadas por los frentistas, ya que en caso de que no estén en condiciones, se convierte en una zona grave para el peatón.
Así también, las plazas y otros espacios públicos deben estar resguardados y bien cuidados.
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Cajas de manzana de los “cuidacoches”
Un ejemplo interesante que aporta el arquitecto - urbanista, es la de los cuidacoches que con cajas de manzana “guardan” lugar para sus potenciales clientes.
“Mientras no se tenga el estacionamiento tarifado, se puede estacionar de forma ocasional y hasta todo un día y nadie puede decir nada” indica Glavinich.
Agrega que en zonas gastronómicas, muchas veces es imposible visitar a alguien que viva muy cerca de algún lugar de venta de comidas o locales para quedarse a comer, ya que son los cuidacoches los que no dejan estacionar.