Salas nació en Aránzazu el 24 de octubre de 1930, sus padres fueron Santiago Salas y Josefina Lizaur. A los 11 años ingresó con los franciscanos, emitió su profesión religiosa el 5 de setiembre de 1948, y fue ordenado presbítero el 5 de marzo de 1955, a los 24 años de edad. Tras su ordenación hizo curso de Ascética y Mística en la Universidad de Comillas.
Desde las primeras épocas de su vida franciscana conformó los grupos que deseaban ir de misión a tierras lejanas, fue creciendo en su corazón dicho sueño, una vez hecha la especialización en teología, se embarcó hacia América en fecha 4 de setiembre de 1957. Llegó primeramente a Uruguay el 19 de setiembre de mismo año. Allí desempeñó el servicio de párroco entre los años 58-59 en San José de Carrasco, Uruguay.
Lea más: Presentan libros reeditados del padre Salas sobre la misión de los franciscanos
En Paraguay trabajó por más de 60 años. Llegó a Villarrica a fines de 1959. A partir de 1961 al 1970, fue capellán del leprocomio de Santa Isabel, Sapucái. En esos nueve años se desplazó a caballo siempre con el sayal franciscano visitando a la gente de la colonia. En aquel tiempo contaban con 315 enfermos y 5 hermanas vicentinas al servicio de los leprosos.
Trabajó incansablemente por mantener y mejorar la estancia de los lazaretos. Se desempeñó como capellán de los enfermos, el mismo recordaba aquella vida con los menores: “No hay duda de que mi presencia, mis visitas y mis palabras valían más que el alimento material que les repartía… durante los nueve años que permanecí con ellos no murió ningún enfermo sin que recibiera fervorosamente el viático y la santa unción”. El hermano José Luis Salas con su dinamismo y fuerza joven reforzó la misión del Pa´i Ochoa que en los años 40 había venido para auxiliar a estos excluidos de la sociedad, según testimonio; allí entre los desposeídos y pequeños reinaba la “alegría franciscana”.
Fray José Luis fue un franciscano fecundo en la misión y evangelización. Supo acompañar a las diferentes congregaciones religiosas como asesor. Fue párroco en Santa María Goretti (Chacarita), como también de San Pablo (Asunción) en donde desarrolló un gran trabajo apostólico. A su tiempo se debe la construcción de la iglesia actual.
La misión del padre José Luis se desarrolló en Asunción, Villarrica, Sapucái, Caaguazú, Pastoreo, Trinidad-Asunción.
Calificado historiador
En los últimos años supo aquietarse, pero no dejó de inquietarse, en su madurez se dedicó a la investigación histórica, su pasión por los primeros evangelizadores le llevó a reunir documentos sobre las obras franciscanas en Paraguay, numerosas son las obras que quedan a sus pasos en el ámbito de la investigación; resalta como máxima obra “La Evangelización Franciscana de los Guaraníes: Su Apóstol Fray Luis Bolaños”. Por méritos propios formó parte de la Academia Paraguaya de la Historia. A su gestión se debe las reliquias de Luis Bolaños y Fray Juan Bernardo en la Iglesia San Francisco de Asunción, éste último primer mártir de nuestra tierra.
En la devolución de la visita canónica del 8 de agosto de 2019, el visitador general Fr. Henry O. González ha dicho: “gracias a Fr. José Luis Salas, por su entrega misionera en estas tierras paraguayas, por interesarse en la cultura y plasmar la historia franciscana en sus diferentes libros, lo cual significó hacerse uno con los leprosos y los más pobres”. Este reconocimiento le vivió como un soplo suave en el corazón, le produjo una profunda alegría y paz.