“Uno de los principales problemas que se presentan en la época de otoño-invierno tiene que ver con la presencia de la varroa, que es un parásito; este ácaro, cuyo aspecto recuerda al de una garrapata, se adhiere al cuerpo de las abejas causándoles heridas, consumiendo sus reservas grasas y atacando a las crías, debilitando a las colmenas y volviéndolas susceptibles al ataque de cualquier virus”, empezó explicando nuestro entrevistado.
Le consultamos al señor Martínez cómo hace para controlar el problema. “Yo utilizo el ácido oxálico (25 gr) en un kilo de azúcar, un litro de agua destilada, y aplico de acuerdo a la población; si es poca 2 ml, si es mucha 5 ml por colmena. En nuestro caso aplicamos en el lugar donde están las crías abiertas, entre los cuadros, cada siete días durante tres semanas, para controlar el problema bien temprano y que no queden restos del producto”.
Otros manejos tempraneros
“En otoño se da una disminución de la población de abejas, lo que hace necesario adaptar los espacios, reduciéndolos de acuerdo a las condiciones particulares de cada colmena. Por ejemplo, a las colmenas con cámara de cría y alza con pocas abejas se les retira el alza, dejando solamente la cámara inferior con cría panales de miel y polen. El objetivo de esta medida es regular los espacios interiores de la colmena para que exista una adecuada ventilación, temperatura y humedad”, confirmó nuestro entrevistado.
Monitoreo
“Debemos revisar las colmenas permanentemente para estar seguros de que cada colonia cuente con suficiente reserva de miel y polen. Si a esto se suma la presencia de una reina joven y gran cantidad de abejas, entonces, la colmena estará bien preparada para la época de otoño-invierno. Esto beneficiará al productor apícola”, finalizó Juan Ramón Martínez.