Esta ciudad del departamento Central cumple 309º aniversario. Está distante unos 33 km de Asunción. A pesar de los altibajos propios que traen consigo el paso del tiempo, y las guerras que ocasionaron importantes consecuencias económicas, la ciudad de Villeta sigue creciendo vertiginosamente. Ahora ya no es solo puerto de naranjeras, sino de muchas empresas e industrias que producen una variedad de bienes y servicios que se sirven de sus costas para las exportaciones. Tiene unos 50.000 habitantes dentro de una superficie de 955 km². Es el distrito más grande, porque representa el 25% del departamento Central. Esta localidad abarca 70 km de la costa del río Paraguay, que es un atractivo para las grandes marcas, ya que muchas de ellas tienen instaladas sus sedes en las zonas ribereñas.
Grandes empresas
De acuerdo a datos registrados en la Municipalidad de Villeta hay 80 firmas entre chicas, medianas y grandes empresas, además de multinacionales. Estas son la principal fuente de empleo para la población de la ciudad, que se sustenta además con ingresos que provienen de la agricultura de hortalizas, y cantidades menores de la ganadería.
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En ese sentido, el intendente de la ciudad, Teodosio Gómez Ibáñez, dijo que la ciudad sigue recibiendo a grandes empresas y que seguirán creciendo como una ciudad industrial. “Tenemos el caso de una empresa multinacional que va a permitir una inversión de US$ 800 millones, desde la construcción de su planta e incluso el funcionamiento”, destacó.
Nuevas alternativas de progreso
Dijo además: “Crecemos y vamos a seguir creciendo más ahora que se está proyectando la ruta asfaltada que nos conectará con Pilar, además del puente que se construirá sobre el río Paraguay que unirá con la Argentina, y que nos beneficiará en gran medida”.
La comuna dispone para este año un presupuesto de G. 22.457.900.000, además de ingresos en royalties G. 3.065.000.000; Alimentación Escolar G. 450.000.000; Fonacide G. 1.050.000.000, que serán invertidos, en el caso de los ingresos genuinos y royalties, en obras dentro de la comuna y, en el caso de los fondos del Fonacide, en infraestructura y merienda escolar.
Acto por los 309 años de Villeta
Con la presencia de autoridades locales, alumnos de instituciones educativas, pobladores de la comunidad e invitados, se desarrollaron dos actos conmemorativos, el viernes 3 de marzo por los 309 años de fundación de la ciudad. El intendente de la ciudad, Teodosio Gómez Ibáñez, junto a dos conocedores de la historia de Villeta, fueron los oradores en los encuentros conmemorativos.
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El primer acto se realizó en la plaza, donde el intendente Gómez Ibáñez habló acerca de la pujante actividad industrial de la ciudad, y lo importante que es eso para la economía local. Al término de su discurso, acompañado de otras autoridades, hizo entrega de una ofrenda al pie del busto del fundador Juan Bazán de Pedraza.
Luego, los presentes se trasladaron al salón de la parroquia Virgen del Rosario para participar de un conversatorio referente a datos históricos de la ciudad. En el encuentro, dos expositores, referentes de la historia del distrito, rememoraron la importancia del origen del nombre de la ciudad, al igual que el bagaje histórico, como también el actual crecimiento económico, y su proyecto hacia el futuro.
Durante el conversatorio, el Prof. Dr. de Lengua y Cultura Guaraní Catalino Recalde y el profesor en Ciencias Sociales e historiador José Ignacio Pineda Benítez hablaron acerca de la historia de Villeta, desde su inicio, cómo fue progresando en los tres siglos, cómo es Villeta actualmente, y cómo se proyecta para los próximos años, además de hablar acerca del origen del nombre de la ciudad. Esta ciudad es ideal para un escape de fin de semana.
Su pasado
Este distrito fue fundado el 5 de marzo de 1714 por el maestre de Campo Juan Gregorio Bazán de Pedraza con el nombre de San Felipe de Borbón del Valle del Bastán. Su denominación original fue en homenaje al soberano español Felipe V, primer monarca hispano de la dinastía de los Borbones.
El común del pueblo, sin embargo, siempre creyó que la denominación correcta es San Felipe de Borbón del Valle del Bastán en los Campos del Guarnipitán, pero estos datos no se encuentran asentados en documentos.
La confusión se originó porque en la época se denominaban campos o valles del guarnipitán a los campos aledaños a la capital de nuestro país, como las ciudades de San Antonio, Ypané y Alberdi, que eran usados como chacras por los españoles. Otra fuerte versión es lo que refiere a una leyenda de los guaraníes.
En ese sentido, el Prof. Dr. de Lengua y Cultura Guaraní Catalino Recalde explicó: “Mucho antes de la llegada de los españoles, vivía una gran comunidad Guaraní a orillas del río Paraguay, donde hoy está Villeta. El cacique de la comunidad se llamaba Uruguazú, y su mujer Ára Memby, hija de ambos Urukuña. Cuando la niña nació, la mamá había muerto”, mencionó el historiador.
“Urukuña era una niña con problemas en la piel. En sus sueños un día apareció su mamá, que le dijo que había una planta que al ponerse en la piel ayudaría a tratar su dolencia. La fruta era de color rojo, y servía como alimento y medicina. Desde ese entonces, los guaraníes empezaron a utilizar la planta y fueron conocidos como Guaraní Pytã”, rememora el Prof. Recalde.
Según comenta el experto, los guaraníes estaban siempre con la piel pintada, y los españoles sabían de su existencia como pueblo, pero como no podían pronunciar bien el idioma guaraní, apocopaban las palabras y pronunciaban la frase guarnipitán. Este término figura en muchos libros haciendo referencia a la costa o zona del “guarnipitán”, según explicó.
Durante el gobierno del doctor Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840), Villeta se constituyó en un importante canal de comunicación con el exterior.
Durante la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), luego de evacuar la defensa ubicada sobre el arroyo Tebicuary, el mariscal Francisco Solano López, en setiembre de 1868, se instala en la compañía Cumbarity de Villeta y forma su cuartel general.
Hasta los años 30, era conocida por la exportación de naranjas a los países vecinos y actualmente es una ciudad industrial.
Valioso pasado de una urbe que nació para el desarrollo
Este distrito fue fundado el 5 de marzo de 1714 por el maestre de Campo Juan Gregorio Bazán de Pedraza con el nombre de San Felipe de Borbón del Valle del Bastán. Su denominación original fue en homenaje al soberano español Felipe V, primer monarca hispano de la dinastía de los borbones.
El común del pueblo, sin embargo, siempre creyó que la denominación correcta es San Felipe de Borbón del Valle del Bastán en los Campos del Guarnipitán, pero estos datos no se encuentran asentados en documentos.
La confusión se originó porque en la época se denominaban campos o valles del guarnipitán a los campos aledaños a la capital de nuestro país, como las ciudades de San Antonio, Ypané y Alberdi, que eran usados como chacras por los españoles. Otra fuerte versión es la que se refiere a una leyenda de los guaraníes.
En ese sentido, el Prof. Dr. de Lengua y Cultura Guaraní Catalino Recalde explicó: “Mucho antes de la llegada de los españoles, vivía una gran comunidad guaraní a orillas del río Paraguay, donde hoy está Villeta. El cacique de la comunidad se llamaba Uruguazú, y su mujer Ara Memby, hija de ambos era Urukuñá. Cuando la niña nació, la mamá había muerto”, mencionó el historiador.
“Urukuñá era una niña con problemas en la piel. En sus sueños un día apareció su mamá, que le dijo que había una planta que al ponerse en la piel ayudaría a tratar su dolencia. La fruta era de color rojo, y servía como alimento y medicina. Desde ese entonces, los guaraníes empezaron a utilizar la planta y fueron conocidos como Guaraní Pytã”, rememora el Prof. Recalde.
Según comenta el experto, los guaraníes estaban siempre con la piel pintaba, y los españoles sabían de su existencia como pueblo, pero como no podían pronunciar bien el idioma guaraní, apocopaban las palabras y pronunciaban la frase guarnipitán. Este término figura en muchos libros haciendo referencia a la costa o zona del “guarnipitán”, según explicó.
Durante el gobierno del doctor Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840), Villeta se constituyó en un importante canal de comunicación con el exterior.
Durante la Guerra contra la Triple Alianza (1864- 1870), luego de evacuar la defensa ubicada sobre el arroyo Tebicuary, el mariscal Francisco Solano López, en setiembre de 1868, se instala en la compañía Cumbarity de Villeta y forma su cuartel general. Hasta los años 30, era conocida por la exportación de naranjas a los países vecinos y actualmente es una ciudad industrial.
Escenario del heroísmo del soldado paraguayo
La ciudad es rica en historia. Cuenta con varias construcciones antiguas. Una de ellas es la Iglesia de la Virgen del Rosario. Su origen se remonta con el crecimiento de la repoblación del fuerte San Felipe de Borbón del Valle del Bastán, más conocido como Villeta, que se comenzó a poblar con 43 personas.
En 1703, tras el ataque de los guaraníes al fuerte de Santa Rosa, el gobernador de la época, a sugerencia de sus asesores, decidió reconstruir el fuerte en la zona de la Prefectura Naval, cerca de la actual municipalidad.
La orden que dio don Juan Gregorio Bazán de Pedraza es que se construyera, además, alrededor del fuerte, una Villeta, es decir una villa pequeña para los españoles que huyeron del ataque de los guaraníes.
El historiador José Ignacio Pineda recuerda que cuando el fuerte se encontraba poblado por 4.000 personas se establecieron la plaza y la iglesia. Un año después, el templo recibió la imagen de la Virgen del Rosario, donada por un español. “En el gobierno del Mcal. Francisco Solano López, en 1868, decide colocar su cuartel general en Villeta, tras abandonar Humaitá, en la zona de Itá Ybaté. Villeta quedó devastada. Primero la batalla de Ytororó el 6 de diciembre de 1868, luego de Avay el 11 de diciembre, y luego la batalla de 7 días del 21 al 27 de Itá Ybaté. La ciudad quedó vacía a merced del marqués de Acacias, y convirtió la iglesia parroquial en hospital de sangre de los aliados”, recuerda Pineda. El lugar donde hoy es la iglesia sirvió así como hospital, y lugar donde murieron varios oficiales brasileños muy importantes, que incluso fueron enterrados alrededor de la iglesia.