Silvino Báez y Graciela Sosa, padres paraguayos del argentino Fernando Báez Sosa, asesinado en Villa Gessel en 2020, compartieron sus íntimos sentimientos tras la sentencia de los ocho rugbistas por el asesinato de su hijo.
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Graciela Sosa manifestó que estuvieron pensando en todas las madres que perdieron a sus hijos y no tuvieron justicia. “Me reúno con padres que pasaron por lo mismo y no tuvieron justicia. Es una situación difícil porque estoy en el lugar de ellos”, expresó.
La paraguaya sostiene que siempre ha sido una persona religiosa. “Cuando sucedió lo de mi hijo me aferré más a Dios rezando el rosario. Sentía que eso me daba alivio. Le entregué mi sufrimiento a Dios y le pedí a Jesús que me acompañara en este camino tan difícil y estuvo todo el tiempo a mi lado”, agregó.
Fernando la acompañaba desde el más allá
Manifestó que siente que Fernando, desde el más allá, es el que le ayuda a estar fuerte y sobrellevar el dolor que tiene. “Es difícil, pero de a poco estoy aprendiendo a convivir con el dolor porque la verdad extraño a mi hijo, es un chico que luchó muchísimo para llegar donde estaba”, dijo emocionada la madre.
Recordó que a veces trata de ver los videos de él para escuchar su voz aunque se quiebre. “Fernando ya no vuelve. Yo acaricio su cama, a veces saco su ropa, lavo y vuelvo a ponerla en su lugar. Otras veces voy al cementerio, toco ese mármol y tengo ganas de sacarlo de ese lugar y traerlo conmigo, pero es imposible”, recordó Graciela.
“Veía a Fernando muy sonriente”
La madre mencionó que el momento de la justicia llegó y sintió un poco de paz al escuchar cuando le dieron la sentencia. “Hoy después de la sentencia sentí como una luz, como que veía a Fernando muy sonriente y entonces pienso que tengo que dejarlo volar para que descanse en paz porque él no me querrá ver llorar todo el tiempo”.
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Aseveró que esta sentencia es un paso importante que va a marcar un antes y después para muchas personas. “Toda persona tiene derecho a divertirse y llegar sano y salvo a su casa. A mi me dio un poco de paz y me siento mejor después de haber luchado tres años”, dijo.
Sobre el pedido de perdón de los ahora condenados, sostuvo que formó parte de una estrategia. “Yo no les ví arrepentidos. Acá no se puede culpar a nadie. Las imágenes que vimos hablan por sí solas. Como padres, siempre hemos dicho que nunca vinimos a buscar venganza, sino justicia para nuestro hijo”, subrayó Graciela.
La alegría se fue con la muerte de Fernando
Agregó que, con la pérdida de Fernando, se fue la alegría que tenían como familia. “Ya no hay fiestas como Navidad, Año Nuevo, un día de la Madre, un abrazo, un ‘te quiero’ o su cumpleaños que tanto le gustaba. Muchas cosas quedaron truncadas en el camino”, lamentó.
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“Quisiera ir a prender una vela donde pasó el asesinato de Fernando. Ahora estoy un poco más entera, porque dentro estoy destrozada. Con Silvino seguiremos recordando como era, un buen hijo”, finalizó la madre.