Los números que se registran de la producción de carne bovina en la economía nacional son destacables, porque durante el 2022 se exportaron unas 333.700 toneladas por US$ 1.722,3 millones, cifras que son récord y a los que se llegó con casi sistemáticos crecimientos anuales, según los registros del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa).
Hace 10 años, la exportación de la proteína roja fue de 237.655 toneladas por US$ 986 millones y al comparar con el año 2022 vemos que el crecimiento fue de 40% en volumen y 74% en divisas.
Hace 10 años, según los datos del ente sanitario, el hato ganadero estaba en 13,2 millones de cabezas y la existencia fue creciendo hasta llegar a 14,2 millones de cabezas en el 2014; luego empezó a disminuir paulatinamente, con un leve crecimiento en 2018, más adelante fue bajando sistemáticamente hasta la actualidad, que está de nuevo en 13,2 millones de cabezas. Y el pronóstico es que seguiría la reducción, si continúa el ritmo de extracción y no se hace más eficiente el procreo, según la explicación de expertos.
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En contraposición a la disminución del hato bovino se presenta el crecimiento del área de pastoreo ganadero, porque en el Chaco en el mismo periodo de 10 años se constata que cerca de 2,5 millones de hectáreas registraron cambio de uso de suelo, para ser convertidos en campos de pastoreo de bovinos, en un promedio anual de cerca de 250.000 hectáreas, según datos del Infona y de organizaciones ambientalistas.
Analistas señalan respecto al hato que hay disparidades en las estadísticas del Senacsa, respecto al MAG y otros entes, debido a que el ente sanitario se basa principalmente en las declaraciones de los productores y a las campañas de vacunación. Según el MAG, en 2014 el hato fue mayor, 14,7 millones de cabeza, casi 50% más a dos décadas atrás, porque en 2005, el stock de bovinos era 10 millones de cabezas, año en que se exportó 126.000 toneladas de carne vacuna por US$ 246 millones.
Explicación de la ARP
Desde la Asociación Rural del Paraguay (ARP), se admite que el 2022 cerró con números sin precedentes tanto en volúmenes como en ingresos por exportaciones de carne bovina, pero aclaran que la realidad del productor ganadero estuvo muy distante de esa situación, porque vivió uno de los peores años por las adversidades climáticas, con altos costos y bajos precios recibidos desde la industria por los animales entregados.
El presidente de la Rural, doctor Pedro Galli, explicó que los altos costos de producción y los bajos precios del ganado redujeron en gran medida los márgenes de los ganaderos durante el año pasado.
Argumentó que eso, sumado con los problemas climáticos que se están arrastrando desde hace tres años, tuvo una repercusión directa en el stock ganadero, que en el 2022 volvió a registrar una caída, cercana al 3%.