El padre Oscar Martín inició su homilía expresando que siempre existe una diferencia entre ricos y pobres, y añadió no hace falta cuestionar eso, sino enfatizó que los cristianos no pueden dejar que las diferencias sean tan escandalosas.
Refirió que los laicos comprometidos deben tener en cuenta el derecho a la propiedad privada. Señaló que en Paraguay los bienes deberían servir a todos y no solo a unos cuantos.
Indicó que el 35% de la población no posee tierras y lamentó las situación de los indígenas.
Aseguró que la situación de los indígenas es patética, y le causa dolor, pues muchos son despojados de sus tierras y abandonados en las calles. El Paraguay es uno de los países donde le dan más importancia a “una vaca que a una persona”.
Cuestionó que en nuestro país los indígenas viven abandonados en las calles, en los semáforos, sin nada que comer. Lamentó que en el Paraguay los impuestos son pagados por los pobres y no por los que realmente sí tienen dinero.
“Para cientos de comunidades sigue estando pendiente contar con educación, tener agua potable, tener salud, buenos caminos para transitar y mucho más”, sostuvo.
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“El inmenso endeudamiento de estos dos últimos gobiernos tiene mucho que ver con la corrupción (...) Realmente siento mucho cinismo y dolor cuando ciertas personas se autodenominan productores, los mismos son productores de desgracia y productores de quebranto”, opinó.
Reiteró en otro momento que en este tiempo de elecciones debemos escuchar con mucho cuidado cuando los políticos hacen su promesa. “Son miles de jóvenes que tienen hambre de sed y justicia”, manifestó.
El sacerdote destacó que hay personas que ayudan y otras pasan de largo. “Hagámonos cargo de la situación que pasan los hermanos indígenas (...) Búsquenos rescatar la humanidad, la compasión es lo que nos hace mejores personas, lo que nos da una existencia plenamente humana”, finalizó.