Añadió que, sin embargo, se debe subrayar, que la Iglesia particular que peregrina en el país “nos entrega el testimonio de trabajo abnegado de mis hermanos obispos, sacerdotes, personas de vida consagrada y de miles de laicos que gastan su vida por los demás llevándoles la alegría del Evangelio, haciendo visible el rostro misericordioso del Padre y la ternura de la Iglesia con los más pobres”.
De hecho, están las parroquias o congregaciones que cuidan de enfermos, ancianos, niños con severas discapacidades, hogares de recuperación de las drogas y comedores comunitarios, dijo el purpurado.
También es destacable la presencia activa de obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos y agentes de pastoral que asisten y acompañan los derechos humanos de las comunidades indígenas y de sectores campesinos en sus legítimas aspiraciones y reclamos por la propiedad de la tierra; así como por la atención y promoción humana de los presos en las cárceles, de los migrantes, entre otros, indicó en otro pasaje de la homilía en el cuarto día del novenario de la Virgen.