Los cementerios del Sur, ubicado en barrio Obrero, y de la Recoleta mostraron un panorama apacible, sin mucha concurrencia, en el Día de Todos los Santos, que la feligresía católica recuerda hoy, 1 de noviembre.
Comerciantes de flores y paños que trabajan desde hace varios años en los alrededores y el interior de los campos sagrados manifestaron que poco a poco se va perdiendo la tradición de limpiar los panteones y elevar una oración en memoria de los seres queridos que ya no están.
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Mañana, 2 de noviembre, por el Día de los Difuntos, se espera que más personas visiten los cementerios, según indicaron. “Hoy, poco y nada es el movimiento, pero esperamos que mañana venga mucha gente”, refirió Irene González, dedicada a la venta de flores en el cementerio del Sur hace 26 años.
Candelaria Rodríguez, otra comerciante de flores, indicó que hace 80 años vende rosas, claveles y crisantemos, frente a la entrada del campo santo ubicado en el barrio Obrero de Asunción. “Sa´i avende (vendo poco)”, indicó la mujer. Añadió que las ganancias no compensan por el alto costo de las especies florales.
Candelaria e Irene están en el sitio desde las 05.00 y esperan que la concurrencia al cementerio aumente mañana.
La tradición de visitar a los difuntos se va perdiendo, dicen
En el cementerio del Sur se pudo ver esta mañana a pocas personas realizando la limpieza de sus panteones. El administrador del lugar, Arsenio Bobadilla, comentó que la mayor afluencia se espera para mañana y que las visitas mayoritarias se dan con mayor frecuencia los fines de semana y los lunes.
María del Pilar Fleitas, dedicada a comercializar paños de tela y croché, agregó que se va perdiendo la costumbre de visitar el cementerio. “No es como antes, que se llenaba. Esto coincidía en que antes el primero de noviembre era feriado”, afirmó.
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Caso similar se presentó en el cementerio de la Recoleta. Derlis Caballero, quien trabaja hace 60 años en el emblemático campo sagrado, expresó: “se perdieron esos valores de antes, lo que era la década del 60. De criatura vendía agua y en esta fecha hacíamos changas. Antes, las familias pasaban el día con sus seres queridos”.
El trabajador recordó que en épocas pasadas, un mes antes del 1 y 2 de noviembre, las personas ya solicitaban los permisos para instalar puestos de comida, por la enorme cantidad de gente que llegaba al sitio. “No se podía ni caminar de tanta gente que había”, enfatizó.
Carlos Sosa, dedicado a la albañilería y la construcción en la Recoleta, agregó: “no quiere saber nada del cementerio la juventud”. Comentó que hace como 10 años que notó una merma en la cantidad de visitas.