El “firulais” de la semana: aprovechar la oportunidad no es perjudicar

Un video que se volvió viral en pocas horas muestra a un perrito que podría postularse para líder motivacional, como aquellos que enseñan a encontrar la oportunidad a cada paso. Aquí, el “firulais” consiguió un buen almuerzo encargado vía delivery.

Con firmeza en el hocico, el "firulais" levantó el paquete mientras el trabajador no se percataba de nada.
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El video viral de la semana tiene como protagonista a un perro que aparentemente esperaba para entrar a su casa o quizás sólo paseaba por el barrio cuando un joven que llegaba con una entrega de comida se descuidó de su paquete y el “firulaisaprovechó el momento.

El joven trabajador bajó de la moto, chequeó el pedido y dejó abierto el compartimiento donde se encontraba el paquete con la comida para luego ir a tocar el timbre.

El atento perrito lo seguía con la mirada desde el primer momento. Mientras el trabajador esperaba que alguien responda a su llamado, la comida cayó al suelo.

Con el paquete de comida ya en el suelo, el “peludo” se acercó a paso lento, mirando de un lado y de otro, pero sin titubear hasta llegar a su objetivo.

Con firmeza en el hocico levantó el paquete, aunque no sabía a ciencia cierta lo que había en él, aunque seguramente lo intuyó, por el olor. Para asegurar que el plan sea perfecto, aceleró el paso y cruzó la calle.

El inteligente “firulais” ingresó a un patio baldío y se perdió entre los matorrales, mientras el joven delivery comenzó una búsqueda desesperada del paquete que debía entregar, ya que no se percató de lo sucedido.

Otros casos similares que no fueron grabados

En la ciudad de San Lorenzo, otro “firulais” también tuvo un almuerzo inesperado.

Según comentó Marta, había preparado pollo al horno para el almuerzo de su familia y trabajó toda la mañana en el menú de aquel sábado.

El pollo estaba listo, por lo que abrió el horno de la cocina para sacar la bandeja, pero lo dejó así por uno minutos mientras llevaba la ensalada a la mesa.

Cuando volvió, vio que el “firulais” de la vecina iba corriendo con el pollo entero en la boca, bajándolo cada tanto porque estaba caliente y lo había sacado directo del horno, pero “a caballo regalado no se le miran los dientes”.

Un gato con gustos refinados

El caso de Lili fue diferente, ya que uno de sus gatos comenzó a maullar de una manera diferente en el portón de su casa.

Ella salió a ver qué pasaba y se encontró con que el gato no podía trepar el portón porque tenía consigo un pescado entero, grande y pesado con el que no podía subir y presuntamente había robado de algún vecino, al que le dejó sin almuerzo.

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