Monseñor Bogarín Argaña dejó un ejemplo de vida, dijo obispo Collar Noguera

SAN JUAN BAUTISTA. “Monseñor Ramón Bogarín nos dejó un ejemplo de vida”, señaló el obispo de Misiones y Ñeembucú monseñor Pedro Collar Noguera. Fue en la misa concelebrada en honor al primer obispo de esta Diócesis con motivo de memorarse 46 años de su fallecimiento. La Comisión Amigos de Monseñor Bogarín promueve la canonización del primer obispo de esta jurisdicción eclesiástica.

El obispo de Misiones y Ñeembucú, monseñor Pedro Collar Noguera (i) presidió la misa en homenaje al primer obispo Ramón Bogarín Argaña.Rafael Marcial Montiel
audima

La eucaristía fue concelebrada este sábado a las 10:00 en la Catedral de San Juan Bautista, Misiones, donde monseñor Collar Noguera consagró a los nuevos acólitos. Además se realizó la presentación del libro “Testigos” dedicado a monseñor Bogarín Argaña.

Durante su homilía el obispo Collar Noguera recordó al papa San Gregorio Magno, cuya labor pastoral es una exhortación a todos los fieles a ser servidores a imagen de Cristo, el más humilde servidor, dijo.

El prelado explicó, basándose en el evangelio, la diferencia del reinado de este mundo con el reino de Dios. “No se trata de una servidumbre fruto de la sumisión o la opresión, sino de compartir de la misma dignidad de Cristo para quien reinar es servir a Dios, al prójimo. Servir al cuidado de la casa común, servir a todos colocándonos en el lugar donde hoy Cristo hubiera escogido para sí”, expresó Collar Noguera.

El libro "Testigos" es un compendio de publicaciones dedicado al primer obispo de Misiones y Ñeembucú, monseñor Ramón Bogarín Argaña.

Al recordar a monseñor Bogarín dijo que muchos fieles especialmente sacerdotes y laicos lo recuerdan como un pastor que ha entendido muy bien el consejo evangélico del servicio. “El se puso del lado de los fieles con mucho valor, incluso en tiempos difíciles de persecución a la Iglesia y a los más vulnerables, como los campesinos de aquel tiempo”, dijo.

Monseñor Bogarín Argaña animó la vida cristiana

Valoró la misión pastoral de Monseñor Bogarín Argaña, quien trabajó en la evangelización llena de fervor del espíritu del Concilio Vaticano II, donde fue partícipe, y de la conferencia de Medellín. Desarrolló su labor pastoral y optó por la opción preferencial por los pobres.

También, animó la vida cristiana de todos, predicaba el ejercicio espiritual en aulas, lo mismo que bajo un árbol, señaló Collar Noguera.

La tumba de monseñor Ramón Bogarín Argaña en la Catedral de San juan Bautista, Misiones es visitada por los fieles.

Deseaba llegar hasta el último y más alejado confín de su Diócesis para consolar al rebaño, ya sea de Misiones o de Ñeembucú. Monseñor Bogarín visitaba a los presos, a los enfermos, pasaba difíciles momentos. “A todos quería amar y servir”, enfatizó el obispo.

Durante la persecución a las Ligas Agrarias Cristianas monseñor Bogarín acompañó el dolor de los campesinos y vivió la bienaventuranza. Vivió a ese Cristo pobre, humillado, crucificado y resucitado”.

El libro que es un compendio de la serie de publicaciones, editado por Narciso Morínigo, describe la historia, la misión pastoral y los testimonios de los laicos, sacerdotes y del obispo emérito monseñor Mario Melanio Medina.

El compromiso de los laicos

Al dirigirse a los laicos monseñor Collar Noguera dijo que son la primera instancia, la primera línea del anuncio evangélico, el primer y más cercano rostro de la Iglesia para cientos y miles de bautizados.

Exhortó a los laicos desde una secretaría parroquial, un animador de las comunidades, algún humilde ñembo’e yva, en las familias, en las fábricas, el mercado, en el campo, las oficinas, en la política, las escuelas, la economía, el deporte y las comunidades, a impregnar los espacios con el buen olor de Cristo, expresó.

A los elegidos al ministerio del acolitado refirió que están respondiendo al llamado de Dios y han abrazado el camino del discernimiento hacia la diaconía. Un ministerio, un servicio particular que nació en los tiempos apostólicos para atender a las necesidades de la Iglesia, mientras los apóstoles se dedicaban más libremente a la misión que el Señor les confió.

Por último, el obispo pidió a todos los fieles, al clero, ministros y consagrados, pueblo de Dios, a María Santísima y al Santo Patrono San Juan Bautista el mismo espíritu de servicio y humildad.

“Que el pan eucarístico nos renueve, nos una y nos impulse a seguir construyendo la Iglesia sinodal, misionera y samaritana”, concluyó monseñor Collar Noguera.

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