La joven médica Belén Villalba (Registro Profesional 23530), quien se desempeñaba como residente en el Servicio de Traumatología del IPS, hizo oficial su renuncia al trabajo a través de una carta dirigida al doctor Aníbal de los Ríos, Jefe del Servicio de Ortopedia y Traumatología de la Previsional.
En una carta con fecha 12 de julio, la joven médica le relata al doctor de los Ríos todas las humillaciones que vivió, y que afectaron no solo a su bienestar emocional, sino también a su salud física.
La renuncia de la doctora se da justamente en el contexto de la filtración de unas capturas de pantalla que revelan denigrantes tratos que los médicos residentes de “categoría” superior, dan a sus colegas a quienes consideran “novatos”, en la carrera.
Le sacaban su comida y se burlaban de ella
En las impresiones de pantalla difundidas en estos días, se muestra que los doctores supuestamente cuestionaban a los residentes incluso por ir a comer al comedor, considerando esta actividad indispensable como un “acto de insubordinación”, y tratándolos de “inútiles”, por ausentarse para alimentarse.
La doctora Belén Villalba cuenta en su carta que su sueño es ser traumatóloga infantil, pero ante la seguidilla de malos tratos que tuvo que pasar, ahora prefiere priorizar su salud y derechos básicos.
Relató que padece una condición médica por la que le es indispensable alimentarse cada tres horas, pero durante sus guardias no podía hacerlo, ya que sus colegas, los residentes de rango superior, le apartaban su comida, le tomaban fotos cuando intentaba comer, directamente le prohibían alimentarse o se burlaban de ella ofendiéndola en el grupo de Whatsapp del trabajo, presuntamente. Según describió, el trato que recibía tanto ella como sus compañeros era supuestamente infrahumano.
Le “negaron” permiso para hacerse estudios
Belén Villalba cuenta también que en una ocasión presuntamente no la dieron permiso ni siquiera para realizarse un estudio médico. Irónicamente, ella trabaja en un hospital, e incluso podría obtener el diagnóstico en el mismo IPS.
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Villalba está diagnosticada con tiroiditis de Hashimoto y se medica con levotiroxina diariamente. Debe realizarse controles cada tres meses y comer cada tres horas.
Con el cambio de ritmo de vida, la falta de horario fijo de comida y sueño, sus necesidades de T4 aumentaron y actualmente su hipotiroidismo está descompensado. Relata que se desvaneció trabajando en cinco oportunidades y otras tres las previno aplicándose ella misma suero fisiológico. No obstante, sostiene que no puede seguir arriesgando su salud de esta manera.
Castigada por pedir reposo
Recuerda que fue necesario que obtuviera un reposo para hacerse su análisis y consultar, y aún así, la castigaron por haber presentado reposo, según dijo.
Con respecto a su rendimiento mental y físico, la doctora contó que se encuentra muy afectada, y que ya no tiene el desempeño intelectual que le gustaría para la atención a pacientes.
Recordó que había tratado de sobrellevar el supuesto maltrato con humor, tarareando canciones mientras trabajaba, pero esto también fue tomado mal por sus colegas, que la reprendían presuntamente por cantar.
“Me han hecho firmar notas de sanción sin entrevista previa, me han echado la culpa por errores ajenos, porque ‘debí supervisar a mis compañeros’”, relató la médica en su carta.
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Por todo lo descrito, la profesional decidió dar un paso al costado quedar fuera del Servicio de Traumatología, para dar prioridad a su salud y garantizar sus derechos básicos.
A pesar de todo, la doctora se despidió agradeciendo al doctor Aníbal de los Ríos por haber confiado en su trabajo y al doctor Nelson González por tratarla siempre con respeto.
Maltratos y negligencia en procedimientos
Casualmente, el Servicio de Traumatología del IPS donde se revelaron estos humillantes tratos a médicos residentes, es el mismo donde se cometió la hasta ahora inexplicable negligencia médica de amputar a un paciente de 78 años la pierna equivocada.
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