La frase “en forma global” implica no solo la ejecución de las obras civiles de la nueva central, sino también la fabricación de sus equipos electromecánicos en los distintos países de la firma contratista, así como de las subcontratistas de la misma.

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Reitera el informe oficial que se trata de la “obra hidroeléctrica más importante de la era democrática”. Que hace tres año, el 25 de junio del 2019, se iniciaron los primeros movimientos de suelo, tras la adjudicación de la obra a un costo 45% menor al establecido por administraciones anteriores.

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Ahorro del 45%

Repiten que la actual administración de la entidad paraguayo/argentina había logrado un ahorro del 45% del costo establecido por gobiernos anteriores, que ascendía a poco más de US$ 600.000.000. La inversión final, por ende, será de unos US$ 350.000.00.

Apuntemos también que con el circunloquio “maquinización del Aña Cua” se busca disimular que en la zona de referencia, la entidad binacional construye una nueva central hidroeléctrica que, inclusive, no figura entre las obras descritas en el Anexo B del Tratado de Yacyretá.

Reemplazo

El Aña Cua, en la práctica, reemplaza al proyecto de construcción de la central que había propuesto la Comisión Mixta paraguayo/argentina del río Paraná entre las localidades de Itacorá (Paraguay) e Itatí (Argentina), la que además hubiera cumplido las funciones del dique de compensación, aguas abajo de Yacyretá, indispensable para preservar la navegabilidad del río Paraná, que establece el Tratado.

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La central del Aña Cua, una vez concluida, dispondrá de tres unidades con 270 MW de potencia, equivalentes a un par de unidades de la actual Yacyretá, y una producción anual de 2.000.000 de MWh. Itacorá/Itatí, según el proyecto, hubiera contado con 1.660 MW de potencia y una producción anual de 11.290.000 MWh.