Un bloque con siete aulas fue clausurado por peligro de derrumbe en la Escuela Básica N° 4.095 Curuzú Francisco del barrio Santa Lucía de Villarrica, debido a que todo el maderamen del techo fue carcomido por termitas y las paredes tienen grandes fisuras, que representan un peligro total para los niños de la institución. Mientras tanto, los alumnos desarrollan sus actividades en los pasillos, hasta en la cocina comedor y bajo precarias carpas que fueron entregadas por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).
La docente de grado Gloria Esther Arce explicó que resulta difícil desarrollar las actividades bajo las carpas, principalmente en esta temporada del año, por las constantes lluvias, el rocío de la mañana y la humedad que filtra en su interior.
“Debido a eso tenemos que salir otra vez afuera y buscar un espacio más seco para desarrollar las clases, hacemos lo que podemos, no tenemos pizarras grandes afuera, se dificulta la explicación, el desarrollo en sí por falta de esta infraestructura. Necesitamos con urgencia la construcción de aulas nuevas para poder brindar un espacio de aprendizaje óptimo para nuestros niños”, exclamó.
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Sin respuestas desde hace cinco años
La directora de la institución, Lic. Toribia Rosales, lamentó que desde hace cinco años están con los reclamos y pedido de urgencia para construcción de nuevas aulas en el MEC; sin embargo, hasta la fecha no hay respuestas positivas. Con el pasar de los años, la infraestructura edilicia de la escuela fue deteriorándose, por lo que se vieron obligados a clausurar el bloque ya hace dos años por temor a que se derrumbe y ocurra alguna desgracia.
“Las aulas tienen fisuras en las paredes, las vigas, las tejas están carcomidas por termitas, tenemos goteras, hundimiento de piso frente a la dirección; la sala del preescolar está en las mismas condiciones y su sanitario no está apto para el uso. El séptimo, octavo y noveno grado están bajo carpa y en los corredores, el jardín, prejardín y preescolar están desarrollando las clases en el comedor y el primer grado en la sala de informática”, comentó penosamente la directora.
Asimismo, dijo que “cuando llegue el frio intenso tendríamos que ver cómo desarrollar las clases, será difícil sacarlos en el corredor, por eso solicito lo antes posible la construcción de las salas de clase porque no podemos más tenerlos así a los niños”, expresó.
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Cansados de promesas
La directora Rosales exclamó que ya están cansados de promesas, principalmente de la Municipalidad de Villarrica y de la Gobernación del Guairá, que en varias ocasiones fueron a levantar informes pero nunca tomaron acciones.
“Ya vino la gente de la Municipalidad para ver las refacciones de un bloque y el intendente (Magín Benítez) se comprometió para cuando haya fondos del Fonacide. Por su parte, el gobernador (Juan Carlos Vera) en una visita se había comprometido para la construcción de 5 aulas nuevas, pero tampoco hay nada y este es el momento en el que necesitamos con más urgencia para que los niños desarrollen clases en un ambiente confortable y seguro”, relató la directora.
La Escuela Curuzú Francisco cuenta con un total de 362 alumnos del prejardín al noveno grado.
Necesitan puente
La escuela está ubicada en cercanías de un arroyo que cuenta con un precario puente de madera artesanal, sujeto apenas a un árbol caído, que es utilizado por varios niños para llegar hasta la institución, lo cual resulta un peligro para los chicos. Las autoridades también urgen la construcción de un puente de hormigón armado para mayor seguridad de los transeúntes.
“Los alumnos utilizan ese puentecito para llegar a la escuela, también tenemos otro acceso que es por el piquete municipal, pero que ahora es todo un monte porque está descuidado, tenemos drogadictos y personas que pueden estar esperando a los chicos por ahí y un peligro constante también por alimañas, entonces necesitamos la limpieza de ese lugar y la construcción de un puente más seguro”, reclamó.
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La institución también es constantemente víctima de robos bagatelarios por parte de personas inadaptadas que aprovechan la vulnerabilidad en que se encuentra la escuela por falta de muralla o valla perimetrales y condiciones adecuadas para el resguardo de los mobiliarios y materiales didácticos. Justamente este miércoles, delincuentes ingresaron a la cantina, de donde se llevaron todos los objetos de valor, hasta productos gastronómicos.
“Constantemente ingresan a la institución para perjudicarnos, esta vez volvieron a ingresar a la cantina, donde se llevaron todo. Necesitamos muralla o por lo menos valla perimetral de calidad, ahora tenemos miedo que se nos robe los muebles o productos para el almuerzo y la merienda escolar”, lamentó la directora Toribia Rosales.