El 17 de marzo último, la EBY informaba que en el marco de la “maquinización del Aña Cuá” - en rigor de la construcción y equipamiento electromecánico de una nueva central en las inmediaciones del vertedero del brazo Aña del río Paraná- la ejecución de las obras civiles alcanzaban ya el 20% del proyecto correspondiente.
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Asimismo destacaban que en enero y febrero del ejercicio en curso, el grupo Voith Hydro, adjudicatario del contrato concerniente a la fabricación y montaje de las tres unidades electromecánicas, había incorporado a la zona de obras “piezas fundamentales” para la instalación electromecánica de la nueva central.
Detallaban entonces que para realizar ese trabajo específico utilizaron 20 camiones de gran porte, con piezas consistentes en revestimientos metálicos del tubo de aspiración y del pozo de turbina.
¿Megaproyecto?
El informativo oficial de la EBY, al referirse al proyecto de construcción de la nueva central, utilizaba el calificativo de “megaproyecto”, sin aclarar que obras utilizaron como parámetro, porque si es Yacyretá, recordemos, que la misma cuenta actual con 20 unidades, que en conjunto suman potencia instalada de 3.100 MW, mientras que la nueva central no alcanzará los 300 MW.
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Si los parámetros son los proyectos que también giran en la órbita de la EBY, como Ita Corá-Itatí, que según el Tratado debió construirse porque era la presa de compensación que se necesitaría aguas abajo de Yacyretá para conservar la navegabilidad del río Paraná, tampoco, porque el correspondiente proyecto de la Comip le asigna una potencia de 1.600 MW, sin embargo las “Altas Partes Contratantes” optaron por construir una central de 270 MW para aprovechar el agua que Yacyretá vierte a través del vertedero Aña Cua de la represa actual con el fin de evitar que ese enorme brazo del Paraná se seque.