Al dar la bienvenida a los fieles cristianos, vida consagrada, diáconos y presbíteros, el obispo Collar Noguera hizo un llamado a los sacerdotes a celebrar la salvación que el “Ungido nos ha entregado con su muerte y su resurrección”, señala el prelado.
Durante su homilía monseñor Collar Noguera pidió a los sacerdotes y fieles a tener conciencia abierta, como Iglesia, para contempla a Jesús en su misterio pascual, para escucharlo con fe, y para que así la Pascua promueva en cada uno y en el mundo caminos de conversión.
“Acojamos la palabra proclamada y el sentido de nuestra celebración desde algunos valores y actitudes como valentía, renovación, austeridad y la sinodalidad”, expresó el obispo.
Añadió que la fortaleza es una palabra que se encuentra en las oraciones durante el rito de consagración del Santo Crisma y la bendición de los óleos. Explicó que los oleos son destinados a la celebración de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la unción de los enfermos y el orden sacerdotal. “Son torrentes de la gracia de Dios, son presencia activa del Espíritu Santo en la vida en favor nuestro”, señaló.
Exhortó a los sacerdotes de Misiones y Ñeembucú, a tener fortaleza y ser valientes a pesar de la natural temeridad. “La misericordia de Dios nos envía a llevar la fortaleza que el pueblo herido, confundido, desesperado requiere”, dijo.
“Los sacerdotes somos enviados para anunciar el evangelio de la vida, en medio de una sociedad muy afectada por la pandemia, el egoísmo, la injusticia social, la corrupción que nos hace sentido vestidos de luto. Somos ungidos y revestidos en Cristo, tenemos la misión de llegar a nuestras comunidades para cambiar su traje de tristeza en perfume de fiesta; estamos fortalecidos y elegidos para llevar el buen olor de Cristo, con nuestro testimonio cotidiano y con un ritmo de vida espiritual que nos permita caminar con los hermanos hacia la casa del Padre”, manifestó monseñor Collar Noguera.
Explicó que la renovación de las promesas sacerdotales exige docilidad al Espíritu Santo, adhesión a la persona de Jesucristo y servicio misionero en la misericordia del Padre. Agregó que se renueva, el Ministerio Sacerdotal en medio de los desafiantes cambios de la época, de ruidos, superficialidades y banalidades.
En otro pasaje de su homilía el obispo pidió a los sacerdotes austeridad. “La sobriedad y la humildad no han gozado de una valoración positiva en el último siglo. Pero cuando se debilita de manera generalizada el ejercicio de alguna virtud en la vida personal y social, ello termina provocando múltiples desequilibrios, también ambientales”, expresó.
Pidió tomar como ejemplo a San Pablo quien llevó una vida austera igual que Jesucristo y que da plena libertad, acostumbrado a la saciedad y al ayuno, a la abundancia y a la escasez.
“La sinodalidad es una hermosa y difícil tarea que solo la gracia puede obrar en nosotros llevándonos a ser servidores unos de otros; no rivales ni competidores, ni vanidosos, si estamos dispuestos a servir como sacerdotes del Dios altísimo”, subrayó monseñor Collar Noguera.
Recordó al papa Francisco quien en su reciente discurso sobre el sacerdocio mencionó las cuatro cercanías del sacerdote que son: con Dios, al obispo, entre los sacerdotes y al pueblo, al tiempo de pedir a cultivar la cercanía promoviendo la sinodalidad diocesana.
Al concluir pidió que la Santísima Virgen María y a su casto esposo San José, sean los compañeros de camino. “Nos sostengan en la alegría y la felicidad y que San Juan Bautista nos lleve al encuentro de los más necesitados y que esta misa crismal nos dé la fortaleza y nos renueva en nuestra vocación y misión”.