“Para ser una buen docente tenemos que ponernos en el lugar de los alumnos que viven situaciones extremas en sus hogares, entonces, para apostar a la educación de los chicos hay que vencer muchas dificultades”, dice la maestra Paulina Romero Brítez.
Esta maestra comenzó en una época en la que debía caminar kilómetros de polvorientas calles para llegar a las aulas de la escuela Ramona Martínez de Ita Ybaté, cuyo nombre rinde homenaje a una heroína de la Guerra contra la Triple Alianza.
Paulina Romero Brítez nació en la ciudad de Villeta, Central, a orillas del río Paraguay, el 26 de enero del año 1950, realizó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal de Profesores N° 10 Carlos Antonio López de Villeta. Se recibió en 1969 como profesora de educación primaria.
Siguó sus estudios hasta lograr el título de bachiller. Cuando su tarea de enseñar se lo permitió siguió sus estudios y a los 66 años obtuvo el título de licenciada en administración pública.
Sin trabajo por falta de afiliación
“En aquella época una se recibía de maestra y luego hacía el bachillerato, yo lo terminé en el año 1973. Durante tres años no trabajé por cuestiones políticas, tenía que ser colorada y yo en aquella época no estaba afiliada a ningún partido”.
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Respecto a sus años de docencia reflexiona: “De corazón digo que solamente quiero llorar y llorar de alegría, llegar a cumplir 50 años enseñando y sirviendo a mi país desde un rinconcito de mi Patria”, explica.
“Me llena de emoción y al mismo tiempo me siento afortunada y con fuerzas para seguir luchando por los niños, niñas y jóvenes”, agrega.
Sigo trabajando, siendo catedrática y soy actualmente directora y fundadora del Colegio María Auxiliadora de Villeta. Tengo todavía mucha fuerza de seguir apostando y ayudando en la formación educativa de los niños, niñas y jóvenes, ósea tengo todavía unos añitos más para trabajar”, agrega.
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Medio siglo en la escuela
Por otra parte, comenta que “50 años de ejercicio docente sin salir de la escuela es una rica experiencia, toda una vida, porque en la escuela, en el colegio del interior del país se pasa de todo un poco. Se pasa hambre, frío, los niños no comían todos los días, antes venían descalzos caminando kilómetros hasta llegar a la escuela con ese invierno frío de heladas, entonces nosotros, hacíamos fogatas y le poníamos alrededor del fuego y yo me dedicaba a llevarles ropa y las otras compañeras también”.
Viendo su retrospectiva, doña Paulina expresa: “ahora recién me doy cuenta de que la vida de un educador es muy rica. Una educadora es más que una madre, más que una enfermera, más que un médico, más que todo, porque ahí la maestra es mamá, es enfermera, de todo un poco y sobrellevar esa vida era tan difícil y al mismo tiempo era tan bonito”.
Paulina comenzó a enseñar por primera vez a unos 25 kilómetros de la ciudad de Villeta en la escuela graduada N° 412 Ramona Martínez, en la compañía Itá Ybate, Villeta. Fue nombrada el primero de marzo del año 1972 como profesora de grado y comenzó a trabajar como maestra de segundo grado en esa institución turno tarde, tenía 62 alumnos.
“Me inicié con un grupo de docentes muy capacitados a pesar de la distancia que había de la ciudad a esa compañía. Para mi fue la experiencia más hermosa que tuve porque por primera vez salí de mi casa y fui a quedarme ahí para enseñar porque ni siquiera había medios de transporte”.
Después de varios años Paulina fue traslada como maestra en el Colegio Carlos Antonio López y rápidamente ya ocupó el cargo de directora. Trabajo 8 años y 3 meses en el colegio. “En 1998 me sale mi jubilación, a los 45 años de edad y estaba saliendo por la puerta grande de la docencia, como directora de la institución”.
“Muchos de los alumnos que pasaron por mis aulas ahora son profesionales, algunos militares, médicos, hasta mi hijo fue mi alumno en el quinto grado en el colegio Carlos Antonio López, y ahora él es medico, mis dos hijos lo son y eso me llena de orgullo”.
“Yo soy socia fundadora de la cooperativa Credivill de la ciudad de Villeta, donde funciona el colegio María Auxiliadora, actualmente tenemos muchos alumnos desde el Jardín de Infantes hasta el tercero de la media, en bachillerato científico, hemos realizado grandes Intercolegiales. Desde hace 23 años que soy la directora”.
Recientemente, la maestra Paulina fue homenajeada por el plantel docente y por los alumnos por cumplir 50 años ejerciendo la profesión de manera ininterrumpida. Los estudiantes junto a los docentes realizaron un acto conmemorativo en las instalaciones de la institución.
Pero lejos de retirarse, ella asegura que continuará en esta labor, pues toda la vida prefirió a que la llamen “maestra” antes que cualquier otro título. “Yo vivo en la escuela, cuando empiezan las vacaciones me enfermo. Por eso voy a seguir en esta labor”, concluye.