Narcopolítica: “Aún estamos a tiempo”, dicen obispos

La Asamblea de Obispos de la Iglesia Católica se refirió hoy al narcotráfico en esferas políticas de nuestro país y afirmó que “aún estamos a tiempo” y que “no nos cansemos de hacer el bien”.

Obispos realizaron una conferencia hoy a las 12:00 hs. en la Casa Parroquial
audima

Los obispos reunidos, en su asamblea general ordinaria número 233, elaboraron un comunicado que se enfoca en cinco puntos que dieron a conocer este mediodía, en conferencia de prensa. También recordaron que este domingo asume el nuevo arzobispo de Asunción, Monseñor Adalberto Martínez.

En el punto 3 de su comunicado, los obispos señalaron: “La mala cosecha es producto de una mala siembra, la cosecha generosa es producto de una siembra generosa(...) Causa una gran tristeza y pena el conflicto bélico entre dos países hermanos, Rusia y Ucrania. Pedimos rezar por la paz y el cese de la violencia”.

Seguidamente, en el mismo punto los obispos se refirieron a la realidad nacional, y expresaron: “El narcotráfico y su contaminación con la esfera política, vínculo con instituciones públicas y servidores públicos es evidencia de una mala siembra que no supimos controlar a tiempo como sociedad”. Luego, añadieron: “Es grave y preocupante el avance de este mal endémico que enferma y lastima severamente a nuestro país, pero aún estamos a tiempo ‘No nos cansemos de hacer el bien’”.

En el punto 1, los líderes religiosos realizaron un llamado a toda la comunidad: “Hagamos el bien a todos. Este tiempo de cuaresma es un momento especial en el que debemos abocarnos a la conversión personal y comunitaria; nuestro país necesita cambios urgentes y radicales para garantizar una sociedad más justa, equitativa y solidaria, lo cual puede darse a partir de una profunda conversión y cambio de mentalidad.

Lea todo el comunicado a continuación:

Inicio de la cuaresma

Con el rito de imposición de la ceniza en la frente, los católicos inician hoy la Cuaresma, el tiempo litúrgico de preparación a la Pascua de Cristo. Los creyentes deben practicar el ayuno y la abstinencia, que también pueden ser reemplazados por actos de caridad.

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