Luego de dos años de clases a distancia debido a la pandemia de covid-19, esta semana los chicos volvieron a tener clases 100% presenciales en las mismas difíciles condiciones en que se desarrollaba la educación anteriormente, o sea, en instituciones educativas con todo tipo de urgencias en infraestructura.
Desde falta de agua y problemas en instalaciones eléctricas, hasta aulas clausuradas por peligro de derrumbe, se están denunciando todos los días, debido a que esos dos años sin clases presenciales no fueron aprovechados por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) para poner en condiciones las instituciones educativas públicas.
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En lo que sí consideró el MEC invertir en pandemia, fue en comunicación, incluso cuando dentro de su estructura organizacional cuenta con toda una Dirección de Comunicación, con periodistas y trabajadores de prensa.
Con todo, a través de la plataforma de licitaciones de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), el MEC llevó a cabo en setiembre del 2021 un llamado para “contratación de servicio de comunicación y difusión”.
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Según información de la OEI, la licitación inició el 08 de setiembre y la apertura de ofertas se realizó el 21 de setiembre. La adjudicación fue por un monto mínimo de G. 3.000 millones y por un montó máximo de G. 6.000 millones. El servicio se adjudicó a Coeficiente SRL. Según la web de Contrataciones Públicas, esta firma está representada por Gloria Beatriz Ocampos Mora y Wilmar Claudio San Martín.
Coeficiente SRL también fue contratada, en noviembre del año pasado, por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), por G. 4.200 millones, para una “estrategia de comunicación” en el marco del programa de construcción de 1.500 viviendas en el Bañado Sur.
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Ayer consultamos al director de Comunicación del MEC, Fernando Pistilli, por qué el ministerio necesita contratar un servicio de comunicación y difusión externo. Dijo que están realizando un esquema de comunicación para una campaña y se comprometió a proveer más datos “más tarde”.
Mientras, las escuelas siguen necesitando todo tipo de reparación. Por ejemplo, en la escuela Asunción Medina de Amarilla, de Quiindy, en Paraguari, los alumnos precisan se reparen sus aulas. Mientras esperan, dan clases bajo el árbol y la galería de un pabellón.
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En Ybytymi, los chicos desde el pre escolar hasta el noveno grado también dan clases bajo árboles en la escuela 2.960, San Antonio, de la compañía Jhuguá Guasú, porque la infraestructura de la institución está colapsada. Tan solo en Paraguari hay otras 240 aulas que están requiriendo refacciones, informó la corresponsal, Emilce Ramírez.