Debido al intenso calor, que produce sequía en los esteros y tajamares, sumado los últimos incendios que arrasaron con los bosques de Ñeembucú, distintas especies de animales están migrando a la ciudad buscando agua y alimentos.
Cada amanecer y atardecer, en Pilar se puede observar cientos de aves que llegan a la ciudad buscando árboles para posar y esconderse del calor intenso.
Uno de los que más llama la atención a los pobladores son los tucanes, que son muy atractivos por sus enormes picos de colores.
Esta pareja de ranfástidos llegaron a la ciudad en busca de comidas, posaron por la planta de inga, que en esta época tiene muchas frutas.
Estas aves exóticas se quedaron comiendo las frutas por aproximadamente 20 minutos, para luego emprender vuelo hasta la planta de otro árbol más alto.
Los tucanes también son conocidos como diotedé o diostedé, alberga seis géneros y 42 especies diferentes. El continente americano es su hábitat y abarca desde Argentina hasta México.
Cada mañana uno puede escuchar el canto o el sonido que emiten estas aves. A ellos se les suma el grito lastimero de los Karaja que también llegaron a la ciudad buscando agua y comidas.
A los karajas mucha gente les ayuda con alimentos, principalmente bananas, les acercan hasta la planta del árbol, éste baja en busca y vuelve a subir.