Juana Mercado es una mujer de 33 años que vive en la ciudad de Limpio. Desde hace varios años viene padeciendo una extraña enfermedad en el rostro. Un tumor crece sin parar dentro de él. Las veces que fue intervenida quirúrgicamente, solo fue raspado, y no extirpado de raíz de raíz. Poco antes de que iniciara la pandemia sintió nuevamente el crecimiento de la masa, lo que causó una alarma y tocó la puerta de todos los hospitales.
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En los lugares a los que recurrió no recibió mucha ayuda. Solo promesas, y gastos excesivos, que la mayor parte tuvo que pagar su familia. Hasta la fecha, más de G. 30 millones le han costado sus estudios. Sin embargo, nada le ha servido. A medida que el tiempo transcurrió, sus estudios dejaron de ser útiles para los médicos que esporádicamente la atendieron.
“Me apena mucho que haya personas a la que hacen figurar como excombatientes para que puedan acceder al sistema de IPS. Solo para algunas personas la salud pública como IPS sirve, para los que tienen contacto, pero para personas como yo, que solo buscamos sanar, no existe voluntad. Nos hicieron ir en vano hasta el Hospital Nacional para supuestamente revisar mi situación. Ahora la gente de IPS tiene que juntar a los médicos, pero hasta ahora no se ha dado esa reunión”, lamenta Juana Mercado.
Mientras tanto, al pastor Emilio Abreu, accederá a un trasplante de médula, a pesar de no ser aportante del IPS. En la ficha figura que el médico solicitante es el Dr. José Luis Cuevas Bogado. Aparentemente la ubicación en la que fue posicionado Abreu para ser beneficiado con el trasplante de médula, la logró gracias a un convenio que existe entre el Ministerio de Salud y el Instituto de Previsión Social (IPS).
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Para saber acerca de esta situación, llamamos al director de la Junta Médica de IPS, el Dr. Oscar Franco, pero las veces que intentamos comunicarnos no fueron atendidas las llamadas telefónicas, y los mensajes no fueron contestados. Quizás, esta es la misma respuesta que Juana recibe y que merece por no estar en un estatus privilegiado.