La sequía que azota al Chaco está causando severos perjuicios tanto al medio ambiente como al sector productivo.
Los cultivos de renta y de consumo familiar se perdieron en su totalidad mientras que la pastura destinada al ganado se convirtió en paja.
Tajamares y aguadas están completamente secos y los esporádicos chaparrones no hacen otra cosa sino extender la agonía.
El padecimiento por falta de agua es extremo: los pobladores tienen los pozos secos, los tajamares con agua contaminada y no se avizoran cambios en esta situación a corto plazo.
Situaciones contradictorias se viven en Pozo Hondo, por ejemplo, en la ribera del Pilcomayo se tiene la inundación del río, pero a cinco kilómetros del cauce todo está completamente seco.
No hay forma de acercar al ganado hasta el río porque aquellos ejemplares que viven alejados del cauce no saben movilizarse en la ribera y muchas veces quedan atrapados en el fango donde mueren.
Río Negro, un río seco
Para tener una idea de la magnitud de la sequía hay que mencionar la situación del río Negro, al norte del departamento de Alto Paraguay, en la misma línea fronteriza con Bolivia.
El río Negro no tiene una gota de agua, lleva dos años completamente seco. El cauce, que marca nuestro límite con Bolivia, se convirtió en un riesgo para los establecimientos ganaderos de la región por la facilidad con que se tienen incendios.
Resulta impresionante caminar en el lecho seco del río: es la primera vez en 40 años que se seca en los alrededores del establecimiento ganadero Fortín Patria.
El esteral que rodea al cauce del río es un importante refugio de animales silvestres y alrededor del cauce del agua se estableció una flora característica.
El ciervo del pantano tiene refugio en esta región y era frecuente observarlo a lo largo del Negro.
Notoria inacción
En medio del desastre que genera la sequía, tanto en el ambiente como en los pequeños poblados, llama la atención la inacción gubernamental.
En los poblados se está pasando hambre y los principales afectados con los pueblos indígenas quienes no tienen mayores medios de subsistencia.
Se requiere con extrema urgencia distribuir alimentos no perecederos tanto en los poblados criollos como en las comunidades indígenas.
Mencionar la importancia del agua está demás.
La sequía está causando estragos, esa es la realidad.