El festejo en honor al Ñandejára Guasu se realiza en la ciudad de Piribebuy, el tercer domingo del primer mes del año. Todas las actividades referentes a esta fiesta patronal se llevan a cabo en la parroquia Santuario “Dulce Nombre de Jesús”-Ñandejára Guasu o Capilla Guasu como también se la conocía antiguamente.
La parroquia fue declarada Santuario Nacional el 18 de marzo de 11942, por el arzobispo del Paraguay en aquel entonces, Juan Sinforiano Bogarín. La construcción se debe a la obra del cura párroco de aquella época, el Maestro Don Gaspar de Medina.
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El Santuario tiene origen franciscano, incluye también trazos jesuíticos, por lo que es posible que hayan trabajado durante su construcción algunas personas provenientes o seguidores de la Orden a la que pertenecía San Ignacio de Loyola. Dichos trabajos se pueden apreciar en el púlpito, el sagrario y en los confesionarios que poseen las siglas JHS, referentes de la Compañía de Jesús.
Programa
El novenario del santo patrono ya se inició el pasado 6 de enero con el tradicional recorrido de la imagen de Ñandejára Guasu por las calles de la ciudad. Seguido de la Apertura oficial de la Fiesta Patronal en la plaza del Santuario, luego el Rezo del Ángelus y las 19:00 horas la Santa Misa del primer día de la novena.
El programa de la fiesta patronal sigue de la siguiente manera: la Santa Misa será oficiada a las 19:00 horas, y transmitida en vivo vía página de Facebook de la Parroquia Santuario “Ñandejára Guasu” de Piribebuy, hasta el día de la solemne víspera, que es el sábado 15 de enero.
Solemnidad de Ñandejára Guasu el día domingo 16 de enero; 00:00 horas: Celebración Eucarística. Al final de la misa: lanzamiento de fuegos artificiales. Solemne celebración eucarística a las 08:00 horas, al término de la misa procesión con la Sagrada Imagen alrededor del Santuario y a las 19:00 horas la Celebración Eucarística en el Santuario, como clausura de la Fiesta Patronal.
Las serenatas se realizarán los días jueves 13 de enero a cargo de artistas parroquiales, viernes 14, artistas locales y el sábado 15, Serenata a Ñandejára Guasu y la Noche de luces en memoria de todos los fallecidos en tiempos de pandemia. El domingo 16 se llevará a cabo el Karu Guasu Oñondivepa (la gran comilona), en la Plazoleta del Santuario desde las 12:00 horas, en el que se habilitarán mesas y sillas.
Historia del Ñandejára Guasu
Durante el camino de vuelta no pudo apartar de su mente el objeto visto en la selva y al llegar al campamento contó al capataz y a los compañeros el hecho que tanto le preocupaba. El capataz lo envió a que buscara y trajera el bulto y así lo hizo, trayendo a la grupa de su mula.
Era algo envuelto en un cuero de vaqueta bien cosido y cerrado. Ante la expectativa de todos se abrió el bulto y con enorme sorpresa y admiración encuentran un crucificado, esculpido en madera, de brazos movedizos, envuelto en algodón y en gruesa capa de lana, y el todo, en el cuero de vaqueta.
La noticia corrió rápidamente por toda la región preguntándose todos de dónde vendría la imagen y cómo fue a parar allí. Perdido tal vez por otra caravana. Se atribuyó a los jesuitas, que por allí transitaban la propiedad de la imagen, que habría podido perderse al extraviarse el animal que lo transportaba.
Todos querían quedarse con el crucificado, especialmente el que lo halló, y el capataz, y también el dueño del rancho, quien insistió mucho para quedarse con él para rendirle culto. Empero, el capataz de la caravana resuelve llevar el crucificado a Pirayú y lo coloca sobre la misma mula que había traído la imagen desde la selva, y entonces ocurrió lo que consideraron un milagro.
Comienza a andar la caravana de mulas, pero la que llevaba el crucificado se empaca y no hubo forma de hacerla andar. Se coloca la imagen sobre otra mula y ésta tampoco quiere andar a pesar de todos los castigos. Entendieron todos que esto indicaba el deseo de la Providencia de que la imagen quedase en el lugar. Así se dispuso, pero el capataz, obstinadamente decidió que al día siguiente seguirían viaje y él llevaría el crucificado a Pirayú.
Esa misma noche el capataz enfermó repentinamente y con tanta gravedad que murió al atardecer. Una vez más entendieron todos que la Providencia indicaba el deseo de que el Crucificado quedase en el lugar. Lo dejaron con el ranchero que tan bien los había atendido y que tanto interés mostró en quedarse con él, y allí comenzó el culto a Ñandejára Guasu o Señor de los Milagros. Nunca se supo el nombre del autor de esa escultura.