Las obras de ampliación del “espigón norte” del Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi, que el ex titular de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), Edgar Melgarejo, adjudicó por G. 16.970 millones a la empresa Estructura Ingeniería SA (EISA), de Alberto Palumbo, ya contempló la climatización de esta área de la terminal aérea por casi G. 900 millones, pero dicha empresa no ejecutó esta parte de la obra.
Llamativamente, el presidente actual de la institución, Félix Kanazawa, volvió a adjudicar en noviembre del año pasado la climatización del “espigón norte”, esta vez por G. 1.391 millones, a la empresa Enving SRL, representada por Manuel Bedoya, que finalmente se encargó de instalar los acondicionadores de aire.
El contrato de EISA registró un sobrecosto de G. 3.190 millones (20%) y pese a ello, otra empresa se encargó de completar parte de su contrato. Encima, las obras de mejoramiento del aeropuerto que corresponden a EISA no concluyen hasta la fecha.
Desde EISA remitieron un escrito a este diario en el que señalaron que la climatización que presupuestaron “fue excluida” del contrato ya que “no satisface la necesidad del edificio” y que esto se concretó en una adenda que se firmó con la DINAC.
También informó que la empresa tuvo que asumir los costos de la provisión de aires acondicionados portátiles que necesariamente se tuvieron que colocar en “puntos estratégicos” dentro del aeropuerto, ya que todo el sistema tuvo que ser cambiado y todo el aeropuerto quedó sin sistemas de climatización.
Al mismo tiempo, desde la Dinac solo se limitaron a informar que con el contrato de Enving se instaló un mejor sistema de climatización.
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Sobrecostos y retrasos de la obra de Eisa
La ampliación del “espigón norte” del aeropuerto se adjudicó a EISA enero del 2019, cuando Melgarejo era titular de la Dinac, pese a que la firma se encontraba inhabilitada por el sistema financiero en ese momento por violar la ley de cheques, lo que se cuestionó, pero el entonces director ingnoró esta cuestión a la hora de entregarle la obra, que hasta hoy no concluye.
De hecho, en febrero de 2019 se dio la orden de inicio de los trabajos a la empresa, que debían concluir en 210 días (7 meses), es decir, el plazo de ejecución era hasta septiembre de 2019. Pero los trabajos no culminaron hasta hoy y, además, se registró un encarecimiento de G. 3.190 millones (20%) por ítems que se agregaron al contrato original.
La empresa EISA intentó justificar los retrasos y el encarecimiento del plan. Señaló que una vez que se le fue entregada la obra a la empresa, el equipo técnico “se involucró a fondo en el proyecto” y que se percataron de que varios trabajos “críticos” que debían ejecutarse antes de empezar la obra “no estaban contemplados dentro del contrato original”.
Estos trabajos que debían ejecutar, según la contratista, eran de movimiento de suelo, la eliminación de bolsones, relleno y compactación, desmonte y traslado de transformador que se encontraba dentro del eje de la obra y demoliciones de parasoles existentes que tocaban la estructura de la nueva edificación.
También señaló modificaciones del sistema de desagüe cloacal que también se encontraban en varios tramos del eje de la obra, cambios del sistema de agua corriente y la modificación de fibra óptica subterránea, “entre otros rubros que sufrieron cambios para que la obra se pueda iniciar de forma armónica”.
Agregó que todos estos cambios representaron un atraso importante para el avance del contrato original, ya que “sin las modificaciones era imposible avanzar”.
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Vínculos de EISA con el Gobierno
De acuerdo con la información a la que accedimos, el dueño de EISA, Alberto Palumbo, tiene vínculos con el vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, quien incluso utilizó la casa de este empresario para “esconderse” de los escraches tras el escándalo del “acta entreguista” de Itaipú en 2019.
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Otro hecho llamativo es que EISA forma parte del consorcio que fue adjudicado recientemente para las obras del Hospital del Sur de Encarnación y hoy está compitiendo con una oferta de G. 195.299 millones en la licitación de Petropar para la línea de molienda de caña de azúcar en la planta industrial Mauricio José Troche (Guairá).