Poco después de las 04:00, cuando los primeros trabajares ingresaban al frigorífico ubicado sobre la calle Lombardo, a dos cuadras de la calle Artigas, una densa humareda comenzó a salir por la rendijas del enorme tinglado.
El primer grupo de bomberos voluntarios de la Segunda Compañía de Trinidad llegó al sitio a las 04:36 y ante la magnitud del hecho y la presencia del tanque de amoniaco en el lugar dieron a la alarma general que movilizó a los voluntarios de Asunción, Central y parte de Paraguarí.
La supuesta presencia de cinco trabajadores que quedaron atrapados al interior de la fábrica desvió la atención de los bomberos por unos minutos, hasta confirmar que la información no era cierta y esos minutos perdidos fueron claves para que las llamas se propagaran por todo el lugar y se volviera incontrolable.
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Una vez con los planos en mano, los bomberos ubicaron en lugar exacto donde estaba instalado el tanque que contenía el amoniaco e inmediatamente procedieron a atacar el sitio con agua para evitar su recalentamiento y cerraron las válvulas del recipiente. “Cuando el amoniaco, que es un gas compuesto de nitrógeno y átomos de hidrógeno alcanza los 600 grados estalla como una bomba y puede afectar en gran medida al sistema respiratorio”, explicaron los expertos.
Evacuación
Ante esta terrible posibilidad, efectivos policiales procedieron a la evacuación de toda persona ubicada en un radio de 100 metros del foco del siniestro, orden que fue cumplida a medias por curiosos que se agolparon en la zona. Al mismo tiempo, el ministerio de Educación y Ciencias ordenó también la evacuación de todas las instituciones educativas ubicada a 1.000 metros a la redonda del lugar del incendio.
Mientras unos 200 voluntarios comenzaron a atacar las llamas, una densa humareda se elevaba del lugar, comenzó a cubrir la Costanera y otras parte de la capital; en un momento la negra columna se podía ver desde la ciudades aledañas.
Alrededor de las 10:00, finalmente, la empresa proveedora pudo sacar todo el amoniaco del lugar con lo que terminó el peligro de fuga o de explosión, situación que también ayudó para que los bomberos puedan trabajar con más libertad.
Poco después del mediodía, tras casi ocho horas se pudo controlar las llamas sin que se registraran heridos, aunque en horas de la tarde tres bomberos fueron internados por afecciones.