El Ing. Agr. Edgar Anzoátegui dijo que desde que se recibió y trabajando un tiempo en la Municipalidad de Abaí en la asistencia técnica a productores su quebranto era la quema de hojas y basuras en los patios de las viviendas de Tuna. Le llamó la atención que la gente no aprovechaba esas “basuras” para convertirlas en abono para utilizar en cultivos hortícolas o agrícolas.
“Desde la Municipalidad de Abaí comencé el proyecto de convertir las basuras en abono para que se pueda usar en huertas familiares en espacio pequeño o en jardinería. Viendo el poco interés comencé a ejecutar mi propio proyecto de cría de lombriz, en mi caso el común, convertir los desechos domiciliario y de hojas en abono. Utilice estiércol vacuno y gallinácea”, aseguro el emprendedor.
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Anzoategui manifestó que una vez teniendo el abono disponible comenzó la instalación de un modulo de invernadero, a modo de prueba, ya que no tenía experiencia en cultivos de tomate. “El proyecto elaboré y ejecuté evitando el uso de pesticidas, como cipermetrina”, dijo.
Agregó que el manejo de las plantas de tomates fue mediante la utilización de productos naturales como ceniza o algunos biológicos disponibles en el mercado. El resultado está a la vista, en cuanto a calidad de la fruta, llenado y cantidad en cada planta.
El emprendedor dijo que no tiene un mercado grande aun porqué no cuenta con volumen para llegar a grandes centros de venta, pero explicó que el producto le falta todo y que el negocio se está realizando mediante los contactos por WhatsApp o Facebook.
Muchas cosas están cambiando y hasta la forma de hacer negocios hasta en el campo depende en gran medida de la visibilidad que le damos a nuestros emprendimientos en las redes sociales, puntualizó el emprendedor.
Agregó que finalmente el objetivo es llegar a los mercados de venta de Alto Paraná y Caazapá, en especial San Juan Nepomuceno.