La población está asentada en la zona norte de Fuerte Olimpo, y los nativos aseguran que se encuentran abandonados por sus autoridades. La situación se agrava cuando se tiene algún problema de salud, ya que el paciente debe ser evacuado hasta Fuerte Olimpo, y la manera más rápida es por agua, por lo que deben hacer un verdadero esfuerzo para salir en una embarcación, para lo cual deben pedir ayuda a fin de conseguir el combustible.
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Pedro Vera, uno de los nativos, dijo que no poseen caminos, ya que están rodeados de establecimientos ganaderos, por lo que deben solicitar permiso a sus propietarios para que se les permita circular por dichos lugares. “A pesar de que nosotros somos los dueños originarios de estas tierras, debemos pedir permiso para transitar”, se lamento el indígena.
Los nativos solicitan la urgente construcción de un moderno puesto de salud, y la contratación de personal de blanco que pueda dar respuesta a los casos de urgencias, sin tener necesidad de evacuar a sus enfermos.
“Necesitamos que representantes de la Secretaría de Asuntos Indígenas de la Gobernación de Alto Paraguay, lleguen a nuestra comunidad, para saber nuestra realidad, y sobre todo poder utilizar parte de su presupuesto, realizando obras que nos beneficie”, dijo el líder.
Semi nómadas
Las 87 familias de esta comunidad, son las últimas personas de la etnia de los Tomarahos, que existen dentro de nuestro territorio nacional, por lo que necesitan un cuidado especial de parte de las autoridades, a fin de evitar la extinción del grupo.
Los Tomarahos se caracterizan por ser semi nómadas, ya que de manera constante suelen abandonar por varias semanas su comunidad, para instalarse en el centro de Fuerte Olimpo, donde viven bajo carpas de manera bastante precaria.
No solo en épocas de elecciones partidarias o nacionales, se produce el éxodo masivo de estas personas, ya que también lo realizan en diferentes épocas del año, sobre todo cuando se acercan el momento de percibir el cobro de la veda pesquera, actividad de la cual dependen la mayoría de las familias.
El municipio se encargó de hacerles llegar el tendido eléctrico a su comunidad, para que puedan mantener refrigerado los peces que logran capturar, para su posterior venta, también se les construyó un local escolar y una ONG les dotó del sistema de agua potable, buscando evitar que abandonen su población, aun así se sigue dando en ocasiones este tipo de éxodo masivo.