Boquerón: trincheras de sangre, anécdotas y gloria

FILADELFIA. La Batalla de Boquerón librada de 9 al 29 de setiembre de 1932 fue sin dudas uno de los capítulos más gloriosos dentro de la historia del país, fue la primera batalla de la Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay y conserva muchas historias que lograron permanecer en el tiempo.

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El ¨Pájaro azul¨ Héroe del Chaco

Sin lugar a dudas la Guerra del Chaco se ganó en varios frentes. Uno de ellos y quizá el de mayor importancia fue el de llevar agua al frente de batalla, donde la incansable labor de los “Choferes del Chaco” tuvo gran destaque. La situación de los heridos se hacía angustiosa, porque además de la sed no podían ser curadas inmediatamente por la falta del agua para la esterilización de los instrumentos quirúrgicos. Es justo recordar al Sargento Juan Bautista Bello, conocido junto a su ómnibus como el “Pájaro Azul”, ómnibus de pasajeros requisado en la capital y el único con que se contaba entonces para ese servicio.

La evacuación de los heridos y enfermos fue también una verdadera hazaña. El “Pájaro Azul” era infatigable en el transporte de víveres y municiones de Isla Po’í, y de los heridos y enfermos desde los puestos sanitarios de los regimientos de primera línea a los hospitales de la Villa Militar; efectuaba a veces hasta cuatro viajes en el día, generalmente bajo la persecución de la aviación enemiga. Merece el recuerdo de los héroes auténticos de la jornada.

Cuando la gratitud se hace guarania

En el preludio de la hora triunfal de Boquerón ocurrió un episodio que solo ha quedado para el anecdotario íntimo. Sin embargo, es posible que gracias a este episodio pudo salvarse la guarania. En relato del mayor Lorenzo Medina quien era comandante de compañía del 3er. Batallón del R.I.1 “2 de Mayo”. Una noche llegó junto a él el periodista Facundo Recalde. Debido a que en ese momento se hallaban bajo un terrible hostigamiento del fuego enemigo, Medina le comentó que no era un buen momento para visitas

_Vengo a pedirle un favor me dijo el periodista Facundo Recalde – Esta aquí, en tu compañía, un amigo mío. Y más que amigo, un gran valor de nuestra música: el creador de la guarania. Se trata de José Asunción Flores y quisiera llevármelo conmigo a la Plana Mayor Divisionaria para tratar de salvarlo de esta terrible matanza. Flores es un gran valor y, para nosotros, único en su género. Es un creador. Tratemos de salvarle…al menos por esta vez. Después no sabemos lo que habrá de pasar…te dejo en cambio a estos buenísimos muchachos…más un favor que te pido…, toda vez que te sea posible…

A cambio, un pequeño pelotón quedaba para reemplazar a José Asunción Flores, quien al enterarse del traslado, solicitó que lo acompañe el soldado Vera (se refería a Aniceto Vera Ibarrola) que también era músico y con quien se presentó para servir a la patria. Así, con el permiso aprobado los tres se retiraron, perdiéndose en la noche.

Después de esa victoria, relató después el Sargento Lorenzo Medina, que fue con licencia a Asunción por 15 días, se trataba de un tipo de permiso establecido por el comando. Se alojó en casa de la flia. Pezzolani y allí fue llegando una mañana persona que pregunto por mí.

¨Yo soy José Asunción Flores –dijo estrechando fuertemente al mayor Lorenzo Medina- Venia a preguntarle si sería posible que yo le ofrezca una serenata...

-Como no, pero…

-Es que yo le debo algo…le debo mucho, señor…Usted me hizo salir de la línea de combate.

-Flores había venido acompañado de un cantor de apellido Barboza.

Flores tocaba la guitarra y además canto también. Honró con una serenata quien el afirmaba le salvó la vida. La música se llama ¨Reikuaa nga´u ra´e¨ y ha quedado eternizada en el tiempo.

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