Informe de Inteligencia Penitenciaria asegura que el temido “clan Rotela” se está debilitando

Un informe de Inteligencia Penitenciaria del Ministerio de Justicia da cuenta de que el temido “clan Rotela”, vinculado al microtráfico de drogas, estaría en franco debilitamiento. El surgimiento de otros grupos contrarios y el desmembramiento del “clan” estarían incidiendo en esta situación.

Armando Javier Rotela Ayala, líder del “clan Rotela”, ingresa esposado a la sala de juicios orales en una audiencia por tenencia y comercialización de estupefacientes, en febrero de 2020.Archivo, ABC Color
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El líder de la facción criminal “clan Rotela”, Armando Javier Rotela, conocido como el “Zar del microtráfico”, estaría pasando por un momento de franco debilitamiento de su poder dentro de la estructura criminal, con el surgimiento de grupos de oposición que menoscaban su autoridad dentro de las cárceles y fuera de ellas.

La primera señal de división en el grupo fue el violento motín que derivó en la decapitación de siete reclusos. Los autores del hecho habrían querido “marcar distancia” de Javier, con la firme intención de acercarse a Óscar Rotela, primo del “Zar”.

Posteriormente, el resquebrajamiento del clan se hace más notable con la “rebelión” de Óscar, quien comanda las acciones del grupo fuera de las cárceles. El mismo es una especie de coordinador de las actividades ilícitas y habría dejado de “rendir cuentas” a Javier, contando ya con un importante grupo de “leales”, provocando un abierto enfrentamiento dentro y fuera de las cárceles, que ya indujo al asesinato de varios miembros del grupo.

Por otro lado, la reciente anulación de un brazo logístico del clan y el endurecimiento de los controles en los penales, que propició una reducción en el ingreso de drogas a los penales, redujeron considerablemente las ganancias del grupo, lo que ahondó las tensiones entre los primos.

Pero Óscar no es el único que busca posicionar su liderazgo en detrimento de Javier Rotela. Información de Inteligencia revela que existiría una “molestia” en el grupo por la manera en que Javier trata a los “soldados rasos” del grupo, quienes por orden superior deben dormir en el suelo y a la intemperie, en las adyacencias del pabellón donde se encuentra el líder del grupo.

El objetivo de esta orden sería que en caso de incursiones de guardiacárceles o efectivos policiales hacia el pabellón de Javier, sean utilizados los “soldados” como “escudos humanos” para proteger al líder y evitar que las fuerzas del orden se acerquen al jefe.

Esta situación de fastidio por el manejo de Javier Rotela sería aprovechada por otro miembro del clan: Milciades “Pacu’i” Giménez Prieto, integrante del primer anillo del clan, quien ya tendría adeptos en las demás penitenciarías del país. Además, el mismo estaría buscando ganarse a otros miembros del grupo más cercano del cuestionado líder del clan.

Información de Inteligencia revela asimismo que Javier Rotela ya estaría mirando con cierto recelo a los internos que forman parte del clan y que son trasladados desde otros penales hacia Tacumbú, en especial a los provenientes de Emboscada. Esta situación, precisamente, estaría provocando que tome determinaciones extremas en contra de los miembros más débiles del grupo criminal.

Giménez Prieto, conocido como “Pacu’i”, se encuentra recluido desde hace más de cinco años por un caso de robo de vehículo. Antes de cometer el hecho, previamente verificó avisos en los diarios y llamó a un comerciante que ofertaba la venta de una camioneta para agendar un encuentro, al que llegó con un arma con la que encañonó al propietario para luego robar el rodado, hecho que fue inmediatamente anulado porque en ese mismo momento circulaba por el lugar una patrullera de la Policía, cuyos efectivos se percataron del hecho y detuvieron a Giménez Prieto.

Su inteligencia y un carácter desinhibido lo convierten en una figura de respeto. Precisamente, según investigaciones fiscales, sería uno de los involucrados en las decapitaciones ocurridas durante un motín en Tacumbú.

Estas rencillas ponen en riesgo toda la estructura del clan Rotela, lo que significaría un golpe durísimo para el grupo. La falta de disciplina y la facilidad para aceptar nuevos miembros bajo el pretexto de que la unión hace la fuerza los convierte en un grupo altamente inestable que debe recurrir con frecuencia a hechos de violencia extrema para tratar de mantener el “orden”, dice finalmente el informe de Inteligencia Penitenciaria.

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