Con flores, globos y alabanzas, los familiares, amigos y un sinfín de jóvenes recibieron con júbilo las reliquias de primer grado (restos óseos) de la beata María Felicita de Jesús Sacramentado, más conocida como Chiquitunga.
Los cofres provenientes de Italia, arribaron al aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi alrededor de las 05:00 de ayer, en coincidencia con el día de la Primavera y la Juventud. Posteriormente, a las 06:00 el arzobispo de Villarrica, monseñor Amancio Martínez ofició la misa.
“Chiquitunga entrega un mensaje especial a los jóvenes”, dijo el prelado, haciendo referencia a la importancia de servir a la comunidad.
Emoción a flor de piel
Visiblemente emocionados, sus hermanas, sobrinos y otros familiares de Chiquitunga, participaron del acto religioso para celebrar el arribo de las reliquias. Las urnas ya reposan en el templo de la Orden de los Carmelitas Descalzos, congregación a la que perteneció en vida la beata.
La recepción se dio con una gran y emotiva caravana que fue acompañada por los bomberos voluntarios, que alzaron las reliquias en el carro y al son de las sirenas llegaron hasta el templo.
La hermana menor de Chiquitunga, Amarú Guggiari, visiblemente emocionada, manifestó que nunca imaginaron vivir todo esto. “Es muy fuerte”, dijo al recordar la manera en que su hermana le enseñó a orar. Agregó que la ahora beata era muy “alegre y sencilla”, lo que la hacia “muy especial”.
La quieren santa
Los fieles abogan por la canonización de “Chiquitunga”, para lo que se precisa de otro milagro. Según explicó ayer Monseñor Edmundo Valenzuela, basta un milagro más para que Chiquitunga sea santificada, haciendo referencia a que el segundo caso, el del joven José Zavan (que sobrevivió a un accidente aéreo) fue documentada y está en análisis.
La madre del joven sobreviviente, Blanca Vaccari, comentó que ella y su hijo guardan devoción a “Chiquitunga” y afirmó que vio una aparición de la beata mientras velaba por la salud de su hijo en el Hospital de Trauma, luego del accidente que casi le costó la vida al jóven. “Se hizo presente, le sentí hablando, vi su rostro”, expresó.
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El niño milagro
Nacida el 12 de enero de 1925, María Felicia Guggiari -quien adoptó el nombre religioso de María Felicia de Jesús Sacramentado-, fue beatificada el 23 de junio del 2018.
A Chiquitunga le atribuyen la intercesión de varios milagros. Uno de ellos, el que dio lugar a la Iglesia Católica para que la proclamara beata, habría ocurrido en agosto de 2002, en el Hospital Regional de San Pedro, cuando Ángel, hijo de padres sordomudos, vino al mundo sin signos de vida.
Fue cuando la obstetra Blanca Rosa Duarte -quien hoy trabaja en el hospital de Limpio- elevó una oración a Chiquitunga y pidió por la reanimación del niño, que revivió, sin secuela alguna.
Las personas que quieran observar las urnas de la beata paraguaya lo pueden hacer hasta el 28 de setiembre, en el monasterio de los Carmelitas Descalzos, ubicado sobre la calle Nuestra Señora del Carmen y San Rafael, barrio Manorá de Asunción.
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