Porfirio, hermano de Juan Carlos Olmedo, quien fue secuestrado el lunes pasado y liberado ayer, dijo que la víctima le contó que sus captores vestían uniformes camuflados y que tenían parches con la denominación “ACA-EP”.
Al respecto, el comisario Nimio Cardozo indicó en conversación con ABC Cardinal este jueves que aún no pueden confirmar ni descartar la autoría de este grupo criminal en el caso. Explicó que el modus operandi es distinto a cómo venían actuando y que necesita colectar más información sobre el secuestro. Para ello, argumentó que debe entrevistarse aún con Olmedo. “Queremos saber los detalles que nos puede dar el secuestrado para que nosotros podamos saber si estamos o no acertados”, expresó.
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Cabe recordar que las autoridades y la propia familia dijeron que no se hizo pago alguno por la liberación de Olmedo, pero, según allegados a la investigación y a la familia, sí se entregó dinero. Cardozo había dicho más temprano hoy, también a través de ABC, que sí hubo negociación, pero que no se concretó transferencia o entrega.
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“Cuando ellos decidieron negociar pusimos nuestros mejores expertos en negociaciones de crisis. Tenemos una hipótesis bien fundamentada, pero con muchos vacíos de información”, señaló el comisario.
Era el objetivo
Para Nimio Cardozo, Juan Carlos Olmedo siempre fue el objetivo principal del secuestro y no el administrado de la estancia Pindoty, de donde fue secuestrado. Detalló que esta hipótesis se maneja por dos razones: la primera, porque de haber secuestrado al administrador, sus cuentas bancarias se habrían bloqueado, y la segunda, porque Olmedo es muy apreciado por sus compañeros de la estancia, por lo que los delincuentes usaron también el factor emocional. “Juan Carlos es una persona apreciada, amena, jovial”, manifestó.
Por último, reiteró que las autoridades se encuentran “muy avanzadas dentro del proceso operativo” y prometió que “habrá novedades muy pronto”.
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Olmedo fue liberado ayer en horas de la tarde en la ruta que une Tacuatí con Horqueta, donde fue alzado por un camionero que lo dejó en un local de comida, desde donde llamó a avisar a su esposa. Fue secuestrado el lunes de una estancia llamada Pindoty, en Tacuatí, San Pedro.
Hasta anoche, el hombre se encontraba en estado de shock y muy asustado. Fue asistido primeramente por médicos y las autoridades aún no le tomaron un testimonio formal de qué fue lo que pasó.
Sus familiares, por su parte, aseguran tener miedo de las posibles represalias, ya que no tienen protección alguna.