El 12 de febrero pasado, las autoridades alemanas informaron a sus pares de nuestro país del decomiso de 16.174 kilos de cocaína, que estaban ocultas 17.000 latas de colorantes y yeso de la marca Tupá SA.
La carga supuestamente partió de un puerto de Villeta el 18 de diciembre del 2020 y el 29 de ese mismo mes fue trasbordado a un buque panameño en el puerto de Buenos Aires, Argentina. Esta nave hizo otros cuatro paradas en diferentes puntos antes de llegar a Hamburgo, donde detectaron el enorme alijo de droga, cuyo destino final debía ser Israel.
Por la supuesta complejidad del tema, el Ministerio Público conformó un equipo integrado por los fiscales Elva Cáceres, Ysaac Ferreira y Deny Yoon Park para la investigación del hecho y al mismo tiempo se solicitó la colaboración de fiscales de la región, para juntar la mayor cantidad de elementos sobre el tema.
Sin embargo, los únicos procedimientos efectuados en el marco de la investigación fueron los allanamientos de las propiedades del empresario Diego Benítez, ubicadas en Asunción y Mariano Roque Alonso, en este último supuestamente funcionaba la fábrica de Pinturas Tupá SA. Sin embargo, en el sitio solo se encontraron basura y una máquina utilizada para sellar los envases de lata.
A metros de esta propiedad de Mariano Roque Alonso, los investigadores descubrieron un depósito de tambores de acetona, que es un precursor para la fabricación de cocaína y cuya comercialización actualmente está despenalizada en nuestro país.
La propiedad donde encontraron los precursores pertenece a Óscar Ayala Noguera, cuñado del empresario Benítez, sin embargo estaba alquilada por Gerardo Gómez Jara (36). Este último es un humilde jornalero, quien pagó supuestamente G. 25.000.000 al contado por tres meses de alquiler.
Pese a estos el empresario Diego Benítez nunca fue procesado y los agentes de Ministerio Público no avanzaron en las pesquisas para identificar a los responsables directos del envío de las 16 toneladas de cocaína al viejo continente, informaron.