Desde la perspectiva del Sindicato Nacional de Profesionales de Trabajo Social (SIPROTRASOR Py) hay una reafirmación gremial en el compromiso profesional en la defensa de los derechos humanos, “evitando cualquier tipo de discriminaciones y gestionando los servicios sociales, desde una intervención socioeducativa. Somos parte de las luchas sociales, y como tal somos parte de sus cambios y sus conquistas”, dijo Celeste Haudin, secretaria general adjunta del citado sindicato.
Esta fecha se sitúa en Paraguay, coincidentemente a pocos años de finalizar la Guerra del Chaco, en 1937, como formación terciaria, oferta exclusivamente para mujeres, vinculando con el “servicio, la caridad y la filantropía”, agrega Haudin, sobre los orígenes de la profesión en nuestro país. Agrega que desde 1963, es una profesión universitaria en el país, que ofrece formación para hacer frente a las múltiples expresiones de la cuestión social, “en una sociedad tremendamente desigual”.
Procesos históricos y falta de reconocimiento
“El trabajo social ha pasado por muchos procesos históricos –sociales generando rupturas con el pensamiento tradicional, e instalando muevas miradas sobre la comprensión de lo social. Lamentablemente en nuestro país, muchos de esos cambios solo pudieron ser abordados posterior a la caída de la dictadura”, agregó la profesional.
“Como trabajadoras y trabajadores sentimos la desvalorización del trabajo que realizamos, que, a pesar de su complejidad, no es reconocido muchas veces ni social ni económicamente. Por ello en este día, queremos reforzar la necesidad de ser visibles en ese trabajo que realizamos cotidianamente, ya que no somos meros tramitadores de las asistencias, somos profesionales que intervenimos en lo social, con todas sus problemáticas, con las carencias que las políticas sociales cuentan, ya sea desde el Estado o desde el sector privado”, reclamó.
Ámbitos de acción
Haudín enfantzó en el hecho de la las intervenciones se dan en todos los ámbitos: salud pública, desde los hospitales con alta complejidad, de justicia, de atención especializada ante las violencias, de docencia, nos permite estar con la gente, con su reclamo, su dolor y sus angustias.
“Por eso nuestra intervención exige tener competencias, teóricas, operativas, y sobre todo éticopolíticas, para asegurar que los servicios sociales lleguen a las mayorías. Estos dispositivos estatales son el resultado de luchas y conquistas históricas de organizaciones, gremios, y población en general, que exige el cumplimiento de sus derechos”, finalizó Haudin.
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