La idea de construir un acueducto que distribuyera agua desde el Río Paraguay hasta el Chaco Central era el más lejano de los sueños para los primeros habitantes del Chaco, la idea pasó por varias administraciones y bosquejos cuando finalmente, en el 2012 inició lo que sería uno de los proyectos más lentos del MOPC. En ese entonces, el ministro de obras públicas y comunicaciones era Enrique Salyn Buzarquis y el gobernador de Boquerón, Walter Stockl. La obra desde el principio fue planteada en partes y se estimó que costaría en la primera etapa G 40 mil millones, hoy día los costos superar el doble de dicho monto y es financiado con una donación de USD 60 millones de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), un préstamo de USD 20 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y una contrapartida local de USD 8 millones.
La administración de el actual ministro de obras públicas, Arnoldo Wiens fue la que más apuró y ejecutó costos en el proyecto, y pese a que el territorio chaqueño es prácticamente llano, bombear el agua por los más de 202 km de cañerías, representó muchos años de idas y vueltas, caños resecos, tuberías que se fisuraban y muchos kilómetros por rehacer, haciendo que la obra sea todavía disfuncional.
La sequía comienza en el Chaco y el acueducto aún tiene problemas de funcionamiento
Aunque el MOPC es el encargado de la construcción del proyecto, la administración del acueducto corre por cuenta de la ESSAP, quien se encargará de aplicar las tarifas y mantener las redes de agua. Para el efecto, Natalicio Chase, presidente de la entidad, comentó que están en tratativas con las colonias del Chaco Central para plantear el sistema de distribución de agua, que todavía requiere de ajustes. En 30 días la Essap pretende instalar una envasadora de agua con el objetivo de distribuir agua embotellada y también distribuir agua mediante cisternas a cada casa hasta terminar el proceso de construcción de la red que va llegar a cada vivienda. Las embotelladoras serían básicas, con una capacidad modular de 600 botellas por hora en cada módulo y cada módulo cuesta aproximadamente G. 250 millones, explicó.
Chase agregó que ahora están bombeando 200 metros cúbicos por hora cuando la capacidad de bombeo es de más de 600 metros cúbicos y no tienen aún el soporte de distribución para el consumo de esa cantidad, por ende están tirando el agua al final de la red, por eso la urgencia de hacer uso de esa agua, que según dijo está a un 90 % de la calidad requerida
Se espera, que una vez que el acueducto esté en funcionamiento, abastezca a 30.000 residentes de las localidades de Mcal. Estigarribia, Villa Choferes, Cruce Loma Plata, Cruce Pioneros y Tte. Irala Fernández. De este total, 22.000 personas pertenecen a 87 comunidades indígenas de las cuales hasta ahora solo dos disponen del agua del acueducto, la comunidad Pesempo´o y la comunidad Yalvesanga.
Los reservorios en donde eventualmente se bombea el agua están en Filadelfia, Loma Plata y Neuland, recientemente los bombeos experimentales llegaron también hasta Lolita. A su vez, sigue la instalación de la aductora de 87 kilómetros, entre Filadelfia y Mcal. Estigarribia.
La tarifa del agua, ya está establecida y tiene varias categorías, hay comunidades nativas que van a ser subsidiadas al 100%, otras que van a pagar G. 4 mil por cada mil litros y el precio para el área residencial y comercial será G. 15 mil por cada mil litros. Los aguateros van a poder comprar para revender.
Se espera ahora con el agua del acueducto paliar en parte la inminente sequía que todos los años genera un sinnúmero de inconvenientes.