Augusto Recalde, oftalmólogo jubilado el IPS había sufrido ese mismo año de dengue y neumonía y su salud ya estaba deteriorada. De espíritu rebelde, contestatario ante las injusticias y preocupado siempre por sus pacientes más humildes del interior del país, a pesar de su condición de salud, volvió a sus recorridos habituales para que esa gente tan querida para él, no se quede sin su médico.
En uno de esos viajes, sintió que el cuerpo ya no le respondía de la misma forma y al regresar, sus hijos (Alberto, Ernesto, Gabriel, Ana María, Romina y Vanessa), dedicados todos ellos al rubro de la salud, confirmaron que estaba descompensado y fue llevado ante un médico.
Una carta ante lo inminente
En aquellos tiempos, el covid era todavía un gran desconocido. Los hospitales aún no estaban repletos ni se vivía el calvario de la falta de medicamentos pero los tratamientos eran aún inciertos e incluso en un primer momento, los médicos que atendieron a don Augusto, no estaban convencidos de que fuese un caso de covid-19. Con los días, su cuadro fue empeorando y cuando don Augusto entendió que aquello era muy grave, decidió aprovechar la carta que le había escrito y enviado su hijo mayor para dejar un mensaje a su familia, y aunque probablemente no lo sabía, el mensaje también sería importante para el resto del país.
Disculpas por la letra, pero escribía como podía
Inició la carta pidiendo disculpas a su hijo por su letra. Don Augusto había sido colocado boca abajo para poder respirar mejor y escribía como podía. “No te preocupes por la letra fea, es que no tengo mesa y escribo acostado boca abajo, que es la única posición que me permite respirar mejor. Yo estoy bien, fiebre no tengo, solo necesito tiempo y descanso para recuperarme”, escribía optimista. De sus cuatro hijos, todos dedicados al ámbito sanitario, una de sus hijas trabaja en el Ineram, donde él se encontraba internado, y ella seguía de cerca su evolución. Sus compañeros le informaban constantemente de su tratamiento y le decían que no querían ver a otro compañero caer ante esta enfermedad.
Gabo Baierling
Gabriel Recalde, médico y músico, conocido en el ámbito como Gabo Baierling, recuerda a su padre como un hombre de principios, que cuestionaba muchas cosas que consideraba incorrectas en el manejo de la salud pública y al releer la carta que escribió, siente un orgullo que le infla el pecho y acumula lágrimas que mezclan ese sentimiento, con el dolor por la pérdida. Fiel a su estilo, la carta reflejaba la insatisfacción del doctor Recalde por el manejo que el Gobierno estaba haciendo de la pandemia.
Predijo la falta de vacunas
“Las vacunas ni siquiera habían empezado a llegar a Latinoamérica y papá ya sabía lo que iba a pasar acá”, dice un emocionado hijo. “Ya vendrán tiempos mejores, cuídense todos”, escribía en su carta don Augusto. Y en mayúsculas: “ESTO NO ES JODA”. “La única esperanza es que la vacuna rusa ya está, pero (para) los fachios (sic) cabezas cuadradas de este gobierno FACHIO es la vacuna yanky, después que en el 2022 hayan muerto miles de PARAGUAYOS”, escribía un evidentemente preocupado doctor Recalde. Se despedía con “tu padre que te abraza”, y las iniciales A.R.
En su casa, Gabo tiene colgado un cuadro que un amigo suyo hizo con el retrato de su padre, fotos con la familia adornan una pequeña sala donde el músico se sienta a escuchar las canciones que a su “viejo” le gustaban. Se escucha a Víctor Heredia y su “Sobreviviendo” y Gabo se aferra a esa imagen y al ejemplo de lucha que su padre les heredó.
El último Día del padre y los árboles
“El último día del padre que lo tuvimos con nosotros, él decidió ir hasta el terreno que tengo en Limpio, donde pienso construir una casita y plantó ahí dos árboles que hoy son mi nexo más fuerte con él”, cuenta Gabo, mientras comparte recuerdos con su madre (Frieda de Recalde) de ese último día del padre juntos y envía un mensaje de esperanzas a la gente que a diario, ve partir a sus seres queridos.
Como una de las familias de los más de 11 mil fallecidos de covid, la familia Recalde Baierling envía un mensaje de esperanza a las otras familias víctimas de la pandemia: “aunque sea difícil, hay que seguir adelante, hay que dar batalla y seguir, eso es lo que ellos hubieran querido para nosotros”.