En el Día del Operador de Radio y Televisión, que se recuerda hoy en nuestro país, lamentablemente Martín Ariel espera un lugar en el cementerio, porque ni esa oportunidad digna de todo ser humano el gobierno de Mario Abdo Benítez ha logrado proveerle, al igual que a otras 10.147 familias hoy enlutadas. No consiguieron medicamentos, oxígeno, camas de terapia intensiva, camas simples, mucho menos vacunas, y todavía tienen que esperar lugar en un pedazo de tierra en el camposanto.
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Martín Ariel utilizaba la consola para hacer su propio periodismo y daba duros golpes a los personajes de fétidas historias de corrupción. ¿Recuerdan el caso de los audios filtrados de Óscar González Daher? Martín les dio vida, les puso más fuerza y los supo utilizar a diario para seguir dando en la llaga a los responsables, en espera de justicia.
Él tenía 41 años y dos hijas que se suman a la cantidad lamentable de niños que quedan huérfanos a causa de un Gobierno que no supo proteger a sus padres.
“Tincho” se une a otros compañeros trabajadores como Desiré Cabrera y Francisco Mendoza, fallecidos por la misma causa: un virus que desgarró hogares, empobreció a trabajadores y enriqueció a quienes están en algún puesto de poder, que no perdieron la oportunidad para llevar su “tajada”.
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El equipo de ABC Cardinal rindió homenaje a su compañero que desde hace días estaba internado en el hospital Ingavi. Hasta ayer todavía esperaban que llegue a su lugar de trabajo para celebrar su recuperación. Eso no ocurrió
“Este homenaje es el que se merece cada uno de los fallecidos”, “Nos endeudaron para las vacunas, no para llenar de cadáveres los cementerios”, “A los que están en el Gobierno: no nos carguen con el dolor, carguen ustedes con los 10.000 muertos”, “Demasiada gente que debía estar vacunada, hoy está bajo tierra”, manifestaron hoy sus compañeros antes de empezar uno de los programas más difíciles de sus vidas.
Esta es la voz de una ciudadanía paraguaya que se encerró un año confiando en las promesas del Gobierno, creyendo que no salir de casa, perder su trabajo, valdría la pena cuando al fin pudiera ver a sus abuelos, padres e hijos siendo vacunados.
Mientras el presidente de la República sigue utilizando sus redes sociales para publicitar vacunas que llegan a cuentagotas a nuestro país, el sistema de salud colapsa, los cementerios se llenan, las familias se desintegran y, justo hoy, embarazadas deambulan en vacunatorios a causa de una ineficiente comunicación sobre las condiciones para la inmunización. La gente está harta.
No más muertes que son evitables, las vidas de los paraguayos no son “números para concienciar” ni se reducen a cifras en una estadística para utilizar en discursos baratos. La vida es prioridad. ¡VACUNAS PARA TODOS, YA!