Con un cartel que decía “¿Necesitas un abrazo?”, el oso recorrió los pasillos de varios hospitales, ofreciendo contención a las familias que, en un ambiente cargado de angustia, impotencia y dolor, hacían guardia por sus seres queridos internados por COVID-19. Entre malas noticias, pedidos de medicamentos, falta de camas y oxígeno, recibieron una grata visita.
Al principio, sorprendidas, las personas solo se quedaron mirándolo, pero después de unos minutos, empezaron a tomar confianza y finalmente se fundieron en un abrazo de esos que parecían familiares. Algunas personas de derrumbaron con lágrimas y agradecieron el gesto. “Todo va estar bien, fuerzas”, respondía el oso.
Lo llamaron también “Abrazoso” y fue muy bien recibido por adultos, adolescentes y niños que se encontraban en los hospitales. Además, el gesto fue viralizado en redes sociales.
La idea fue de Roxana Franco y el disfraz lo consiguió René González. Lo más reciente que se dio a conocer del loable gesto, fue que Matías Franco, el hombre bajo el disfraz de oso y que perdió su trabajo en la pandemia, recibió ayer Día del Trabajador, una muy buena noticia: Consiguió trabajo y empieza el lunes.
El poder de los abrazos
La sicóloga Débora Zelada, sostiene que los abrazos reducen los niveles de estrés y contribuyen a nuestra felicidad, “liberamos oxitocina con el contacto físico, una hormona que eleva los sentimientos de apego, conexión, confianza e intimidad”.
Según artículos publicados por el Centro de Psicología de Madrid, España, los beneficios de los abrazos son:
Alivia el estrés y la ansiedad
Incrementa la autoestima
Estimula la oxitocina, una hormona que nos provoca alegría
Libera dopamina, hormona de la motivación y el buen humor
Nos ayuda a comunicarnos y transmitir emociones sin palabras
Ayuda a disminuir la sensación de soledad, dolor y tristeza
Nos recarga de energía y estimula el sistema inmunológico
Equilibra el sistema nervioso cuando estamos alterados
Nos ayuda a superar momentos difíciles
Hace ya casi un año y medio, la pandemia nos ha privado de poder abrazar y recibir abrazos libremente. Con el objetivo de evitar mayores contagios, este acto tan preciado, es evitado y esto acarrea varios problemas a la autoestima, el humor y la estabilidad emocional de las personas.
En el Paraguay, un país en el que el contacto físico es una forma de demostrar afecto entre los seres queridos, la falta del mismo va dejando secuelas. Por otro lado, sigue habiendo esperanza de que la situación sanitaria cambie para bien muy pronto, y los abrazos vuelvan a ser parte de nuestro día a día.