Para tener vacunas contra el COVID-19, se debió negociar detrás de Covax, señala exdiputado

El exdiputado Sebastián Acha afirmó que Paraguay no tiene vacunas porque confió ciega y únicamente en Covax y que los demás países sí tienen porque negociaron detrás de dicho mecanismo. “Los demás países entendieron que el mundo es como es y no como debería ser”, sostiene.

Sebastián Acha, exdiputadoGentileza
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“No tenemos vacunas porque ‘El flautista de Hamelin’ se llama OMS y OPS, con el que muchos de nuestros funcionarios están maravillados y nos dijeron que ellos iban a cambiar las leyes de la economía que rigen desde que el ser humano empezó a comerciar. Dijeron que los países pobres van a tener las mismas posibilidades, pero se olvidaron que existen las leyes del mercado y estas son más fuertes que la ley de gravedad, no se pueden derogar”, manifestó el exdiputado Sebastián Acha en contacto con ABC Color.

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“Los países que están gobernados por países que leyeron a Nicolás Maquiavelo, padre de la ciencia política, entendieron que el mundo es como es y no como debería ser, por lo que salieron a negociar por detrás de Covax. Entonces hablaron con China, Rusia, India y cuando no les llegaba lo de Covax, ellos finalmente tenían acuerdos con estos países y las vacunas llegaron”, afirmó.

Consultado acerca de si Paraguay debió tener como alternativa romper relaciones con Taiwán para lograr obtener vacunas de China Continental, Acha dijo: “No; me parece que si esa acción de China Continental fue expresada en esos términos, hubiese sido tan vil como la de Taiwán; sería aceptar regalitos”.

En cuanto a la declaración de Estados Unidos sobre algunos políticos de ser “significativamente corruptos”, Acha señaló: “Nos trae tremendos problemas de reputación, una señal de riesgo sobre nuestros bonos hoy colocados en el mercado internacional, lo que hace que nos tengamos que plantear una serie de cuestiones, por ejemplo, cómo encaramos a la corrupción. Todo lo que hemos probado hasta hoy, no sirve”.

“Tenemos que encontrar un método paraguayo, hay que apostar a la investigación social. En investigaciones realizadas en el exterior se deja en claro que herramientas como el Pytyvo o Ñangareko, son herramientas que ya están en proceso de desaparición, porque no podemos sentirnos orgullosos de que en los procesos de ayuda, hay cada vez más gente porque la idea original es que esos proyectos iban a ayudar a que los beneficiarios salgan de la pobreza”, afirmó.

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“Lo corrupto resta credibilidad en el aparato estatal y genera una división inconsciente en una confianza hacia cualquier iniciativa que no venga de lo público. No funcionamos como Estado, el Estado es altamente ineficiente, no por voluntad de sus actores, sino por la misma estructura que tiene. Entonces el sector privado tiene mayor credibilidad y la gente ayuda. No hay una capacitación en liderazgo y habilidades blandas de empatía y construcción de equipos”, expresó.

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