“Si pensamos hallar la palabra exacta, el movimiento preciso o la situación indicada, probablemente estemos inmovilizados todo el tiempo”, dijo Martínez, que recomienda no buscar el “momento perfecto”, sino, al contrario, simplemente hacer sentir a un amigo, familiar o ser querido que lo está acompañando pese a su pérdida.
“No esperemos tener certezas, hay muchas investigaciones respecto al duelo, pero no hay un solo duelo, no hay una sola manera de vivir el duelo, hay personas en duelo, personas que sufrimos”, dijo sobre la complejidad de encontrar respuesta únicas e ideales para actuar como respaldo.
El ver a un ser querido llorando o con la cabeza baja debe ser suficiente para acercarse a esa persona, pero tampoco se debe forzarla a estar bien inmediatamente o que elimine definitivamente ese dolor. “Si decimos ‘no estés triste’ o ‘no estés triste nunca más’, estamos robándole, quitándole, prohibiendo la posibilidad de seguir adelante con su vida”, comentó.
El seguir adelante con su vida es lo principal y no que haya o no dolor. De hecho, el pesar por la muerte de un familiar es algo presente casi en cada uno; lo malo es llegar a extremos y, ante dichos casos, sí recomendó acudir a especialistas.
“Si la manera de vivir el duelo está afectando significativamente otros aspectos de su vida, ya no tiene ganas de levantarse para ir al trabajo, abandonó los estudios, está cortando vínculos con otras personas significativas en su vida, esos sí serían indicadores importantes (para buscar ayuda profesional), dijo Martínez.