El viernes pasado trascendió la información de que la Dra. Sonia Arza se “atrincheró” frente al vacunatorio contra el COVID en el Hospital de Clínicas para que nadie pueda aplicarse las dosis. Algunos incluso la acusaron de querer usarlas para su provecho.
La médica conversó este lunes con ABC y explicó que trabajó en la adecuación de un vacunatorio dentro del Hospital de Clínicas, un sitio que obtuvo una certificación internacional para que las personas puedan aplicarse allí las dosis de las vacunas contra el coronavirus. Su designación fue ad honórem y con la confianza del decano de la Facultad de Medicina de la UNA, Laurentino Barrios, indicó.
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Sin embargo, el viernes pasado recibió un pedido inicial de 120 dosis de vacunas contra el coronavirus de las 1.000 que estaban a su cargo. Arza explicó que el Ministerio de Salud dio un orden de prioridad y que eso fue lo primero que le llamó la atención.
“Hay una prioridad, el MSP me dio un listado. No podíamos vacunar a nadie que sea fuera del hospital (…) Hubo inconvenientes con el sistema, se cayó varias veces. La exigencia del MSP fue que siempre se siga con el listado, eso fue lo que cumplimos”, explicó.
El pedido fue hecho, según Arza, por el director de Clínicas, Dr. Jorge Giubi, quien especificaba que las vacunas iban a ser para el área de Pediatría, pero que se iban a aplicar en otro vacunatorio.
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Arza —quien también fue directora durante muchos años del Programa Ampliado de Inmunizaciones— manifestó que desconocía la existencia de otro vacunatorio porque el único habilitado en Clínicas era el que estaba a su cargo. Entonces, contactó que autoridades del Ministerio de Salud para saber qué sucedía y qué órdenes seguir.
La médica dijo haber contactado con el Dr. Roque Silva, director de la XI Región Sanitaria, y contó que este le respondió que ella, como autoridad, debía hacerse cargo de las vacunas. Luego, llamó a autoridades de la Coordinación de Regiones Sanitarias del MSP y, posteriormente, al Dr. Héctor Castro, nuevo encargado del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) de la cartera estatal. No tuvo respuesta concreta de ninguno, dijo Arza.
“Esa dilación enervó al director (Giubi)”, manifestó Arza, quien recordó que también llamó al decano Laurentino Barrios, quien le sugirió entregar las vacunas, pero bajo actas. Así, además del pedido inicial hubo otros dos de 100 y otro de 139 dosis, que se sumaron a los 120 iniciales. Con ello, el total fue de 359 dosis que fueron al otro vacunatorio.
“Hernán Martínez aparentemente dio la orden de abrir otro vacunatorio, pero nadie (dentro del MSP sabía (…) ¿Cómo puede ser que nadie esté enterado?”, justificó Arza, quien señaló que no la echaron de Clínicas porque es una docente escalafonada, sino que la sacaron del cargo en el que estaba. Finalmente, pidió “que el morbo termine y que la verdad se enaltezca”.
Argumenta quejas
El director del hospital, Jorge Giubi, señaló que tras las quejas y con un informe preliminar de auditoría médica, tuvo que remover de su cargo a Arza. Giubi explicó que se elaboró un plan de vacunación de acuerdo al grado de exposición de los trabajadores, ya que llegaron 1.200 dosis y son 5.000 funcionarios. Arza le dijo que el personal no figuraba en el sistema de Salud Pública, entonces él ordenó que los inmunice igual.
La médica respondió que muchos de sus compañeros debieron agendarse, pero no lo hicieron, y que al tratar de hacer bien las cosas, algunos sindicalistas reaccionaron.