Piden ser obedientes cumpliendo el protocolo sanitario

CARAPEGUÁ. Durante su homilía, Mons. Celestino Ocampo instó a los fieles a ser obedientes cumpliendo el protocolo sanitario, porque a más de un año de la pandemia de COVID-19, ahora el país está peor porque hay muchos enfermos en los hospitales, en cuidados intensivos y en los hogares y varios fallecidos. Consideró que esta situación se da a causa de la rebeldía de la gente que no respeta las recomendaciones sanitarias.

La peregrinación se realizó por las principales calles de la ciudad.
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Antes de la celebración de la santa misa, Mons. Ocampo procedió a la bendición de las palmas, que se realizó en la explanada de la catedral Inmaculada Concepción de María, donde se acercaron varios feligreses.

La bendición de las palmas se realizó frente de la explanada de la catedral

Posteriormente, para la celebración de la liturgia, ingresaron en el templo 20 personas. Las demás participaron desde la galería. Al término de la celebración eucarística se realizó la peregrinación por las diferentes calles de esta ciudad.

Durante su homilía, instó a orar con fe a Dios, porque ahora el virus se ha expandido a todo el país y el mundo entero y muchas personas están padeciendo en los hospitales, en terapia, por lo que debemos pedir que nos libre de este mal.

Señaló que Dios también espera un poco más de fe, confianza, entrega y obediencia y que lo que estamos sufriendo ahora es consecuencia de la rebeldía. La gente, al parecer, no capta las orientaciones que dan las autoridades sanitarias.

Dijo que la gente sigue participando de las fiestas, se junta, toma, se emborracha y no obedece las normas sanitarias, que nos pide cuidarnos entre todos, porque en esta pandemia, Cristo, por más que esté a la derecha de Dios Padre, en la Tierra sigue sufriendo su pasión, porque ve a los enfermos en muchos hogares y hospitales.

Pidió a los fieles ser ejemplo vivo de Jesús, siendo obedientes y solidarios con la humanidad, con los enfermos y los que viven en la pobreza. Consideró que se está viviendo una Semana Santa diferente, que pide que se viva con mucha intensidad y emoción, porque es muy sagrada.

Consideró que las circunstancias exigen que seamos prudentes, nos cuidemos y quedemos en casa, poniendo sus intenciones en manos de Dios, que avivemos el espíritu del amor, tratemos de proyectar ese mismo amor y generosidad que Jesús dio, asistiendo y ayudando a los hermanos más necesitados.

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