A la par que internados colman salas, afuera se acumulan familiares y facturas

El profundo drama en los hospitales a consecuencia del covid-19 presenta dos caras. La más evidente y cotidiana, la de los pacientes que en medio de la lucha -a la par del personal de blanco- por la vida, también son muchas veces vistos como cifras, ya sea de fallecidos o de futuras camas libres. Sin embargo, tal como se evidencia en el Hospital de Clínicas al igual que en otros nosocomios, afuera está la otra cara, la de familiares ahogados en facturas y deudas para comprar medicamentos, agobiados no solo por el gasto de bolsillo, sino sobre todo por la incertidumbre de no saber si semejante sacrificio rendirá frutos, ya que para todos la vida es lo más importante.

Varias decenas de familiares de pacientes acampan fuera de las salas de internación, a la espera de noticias o pedidos de medicamentos que cubrir.Fiona Aquino
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Como es común en el paraguayo, en la tragedia sabe encontrar algo positivo y en estos casos eso rescatable es la familiaridad que se forma entre desconocidos, emparentados por un sentimiento: la preocupación por sus parientes internados que están luchando hombro a hombro -aunque no se conozcan muy bien entre sí- contra un enemigo en común: el covid.

Un equipo de ABC recogió relatos de familiares de pacientes que acampan fuera del Hospital de Clínicas para saber más de la cotidianidad, que según describen -y se percibe claramente en sus rostros- es agobiante. Paraguay está en primero o segundo lugar creo en corrupción y sí, es cierto gente, es cierto porque acá no hay medicamentos. No existe medicamento, ni el más barato que siempre suele haber en los hospitales públicos acá hay”, lamentó una mujer, cuyo esposo se encuentra hace una semana internado y recientemente fue ingresado a Terapia Intensiva.

Varias decenas de familiares de pacientes acampan fuera de las salas de internación, a la espera de noticias o pedidos de medicamentos que cubrir.

La misma pidió no ser identificada, ya que teme que al relatar su verdad pueda provocar un trato distinto a su marido. Sin embargo, detalladamente lleva en un cuaderno las cuentas de lo gastado hasta ahora, con facturas que acreditan las carencias de medicamentos y que se traducen en un gasto diario de hasta G. 3.500.000.

“Yo creo que G. 3.700.000 es el gasto (diario) que se va a tener, puede ser que disminuya o puede ser que aumente; yo no sé por qué los doctores salen a cada momento y nos mandan comprar remedio”, indicó la mujer, mientras montaba ya un cúmulo importante de facturas pagadas.

“Ayer pagué G. 3.730.000. Acá tenés otro de G. 2.500.000, otros de G. 830.000; 400.000; 70.000, que creo que es el más bajo; 320.000; más 190.000; 165.000 y 200.000″, iba mostrando hoja por hoja. ”Siempre y cuando el paciente mejore es bienvenido, verdad; pero de repente si no mejora y tenemos todos estos gastos, vamos a salir de acá con una deuda excesivamente alta”, agregó con una voz un tanto quebrada, no queriendo imaginar dicho escenario.

La familia proviene de Pedro Juan Caballero y es obligada a instalarse aquí por la falta de terapia en su ciudad. “Me estoy quedando acá porque vos tenés que estar 24 horas porque te llaman para comprar los medicamentos” y si bien valoró el esfuerzo enorme de los médicos, puntualmente el que trata a su esposo al que describió como alguien “muy amable y educado”, también hay otros a los que les falta un poco más de tacto, sobre todo cuando los familiares piden datos sobre los internados, o cuando aclaran que ya proveyeron ciertos medicamentos, según señalan.

No obstante, la mujer dijo entender la situación y que incluso escucharon que los médicos no están cobrando lo que corresponde, pero que como pacientes lo único que quieren es de ambas partes “ser comprensivos, que nos tratemos bien y llevar la fiesta en paz”.

En su caso particular sostiene que aún tiene cosas que vender y el apoyo de cientos de amigos, pero le preocupa en el caso de otras familias los gastos. No obstante, destacan que ya están analizando hacer polladas o pizzeadas para rejuntar un poco de dinero, ante la incertidumbre sobre el tiempo que estarán a la espera de la mejoría de su esposo.

Consultada sobre qué le genera esta situación de carencia, se guardó poco contra el gobierno. “Jamás pensé estar acá, siempre escuchamos (de las carencias en Salud), verdad, y hoy me tocó a mí”, dijo y agregó que si bien no corrió el juicio político contra el presidente Mario Abdo Benítez, “ojalá el pueblo se reúna y el pueblo le puede echar a este señor”.

“Yo no sé quién es el que roba la plata, porque hay la plata, pero nosotros no recibimos el medicamento”, sostuvo finalmente, a la vez de depositar todas sus esperanzas en Dios.

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